Trozos

La chica de las contradicciones

Era imposible acercarse a ella. Era la chica de las contradicciones.

Las lágrimas le ardían al caer por sus ojos fríos e impasibles; conseguía leerte con una sola mirada como si fueses transparente, pero era imposible adivinar en lo que estaba pensando por mucho que lo intentases; decía que odiaba el invierno, pero su sonrisa nunca brillaba tanto como en Navidad.
Era muy frágil y de tan frágil que era, se había hecho muy fuerte, tanto que podría cortarte en mil pedazos con solo una frase. Pero decidía no hacerlo.
Se le daba muy bien mentir, tan bien que la gente creía que se le daba mal. Su cosa favorita en el mundo era pasar tiempo consigo misma, estar sola; pero era completamente incapaz de no estar acompañada cuando había gente alrededor sin sentirse tan pequeñita que necesitaba huir.

Y a pesar de todas sus contradicciones y de todos los detalles que sabía sobre ella, estaba completa y absolutamente enamorada.
Algunas veces pensé en acabar con todo, en terminar con ella.
Pero nunca lo hice, a pesar de conocer sus partes más crudas, oscuras y complicadas.

Nunca lo haré, porque estoy enamorada de ella.
De la chica de las contradicciones.

De mí misma.