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¿Te doy la luna? ¿Te doy el sol?
Sí, y te doy también mi amor
Porque eres tan bonita
De verdad, tan bonita.
Te metiste en mi corazón

Era de mañana cuando al teléfono de Roxanne llegó un mensaje donde se le preguntaba si acaso esa que salía en una imagen que rondaba por internet no era su hermanastra, Linda Cameron. Adormilada, a pesar de que ya eran las diez de la mañana, Roxanne revisó la imagen y quedó completamente lívida al ver de qué se trataba.

De inmediato, salió de la cama y caminó a su pequeño portátil donde pudo comprobar que, efectivamente, aquello no era un montaje. Un paparazzi había capturado el momento en que Aidan Swafford besaba a una chica, y esa chica, maldita sea, era su hermanastra.

Sintiendo que la sangre se le iba de la cabeza y que casi no podía sentir sus propias facciones, leyó la noticia. Los medios desconocían quién era la joven, pero, era más que evidente que no entraba en los estándares de alguien como él.

Según el reportaje, ella hacía parte del equipo de logística de su último concierto, en Los Ángeles, y el beso se produjo cuando él terminó de cantar.

No, no, no.

Era demasiado. No podía ser. Tenía que ser mentira, falso, una treta, una trampa.

En la imagen se veía a Aidan con sus hermosos ojos cerrados besándola, pero esa no era Linda. Tenía la misma cara destrozada, tenía el mismo cabello, tenía hasta la misma patética ropa que elegía siempre, pero no, no. No era Linda.

—Estás equivocada —le dijo por teléfono a la amiga que le había hablado por mensaje de texto—. Esa no es Linda. Jamás.

—Pero se parece muchísimo —dijo la otra. Roxanne se echó a reír.

—No lo es.

— ¿Y dónde está ella?

—En un campamento de verano, ya sabes, salvando al mundo —mintió, tratando de convencerse a sí misma—. Es la mujer con menos personalidad que jamás he conocido, es horrorosa, y si de verdad mi querido Aidan se juntara con alguien como ella, yo tendría que dejar de ser su fan, y no va a pasar, ¿me entiendes? Así que no, no es ella.

—Bueno, si tú lo dices...

—Aidan es muy bueno y muy bello. Tal vez perdió una apuesta, tal vez estaba bajo los efectos de las drogas, ya ves que dicen que los famosos siempre se dan su toque antes de un concierto, o presentación. No nos podemos imaginar lo que los alucinógenos le hacen ver a los pobres.

—Es verdad. Y esta foto debe ser una mala broma de ese paparazzi. Además... el acné de tu hermana es peor.

—Hermanastra —corrigió Roxanne al instante, y luego volvió a mirar la foto—. Sí —reconoció en voz baja—. El acné de esa tonta es mucho peor.

Cortó la llamada y apretó con fuerza sus dientes.

Mierda, diablos, joder, no.

Salió de su habitación casi corriendo y se metió a la de su madre, pero no estaba allí, así que fue a turco, al sauna, a la piscina.

La encontró en el área de masajes, casi desnuda, y un hombre musculoso y tatuado vertía un poco de aceite sobre su espalda.

—Querida —dijo Debra al ver a su hija—. ¿Quieres un masaje tú también?

—Linda se está mejorando de la piel —dijo de inmediato—. La vi en una fotografía. ¡Se está mejorando!

—No es posible. Sólo ha pasado una semana desde que se fue, y, además, tiene crema como para un mes más.

Un Rey sin redenciónWhere stories live. Discover now