I

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SIMON

Me desperté por la tenue luz que ingresaba por mi ventana. Eran las 7 de la mañana y yo debía ingresar a la universidad a las 8. Pero a mi lado faltaba algo.

—Baz? Amor, ven aquí un segundo.

Por la puerta se asomó aquel vampiro que tanto me había hecho sufrir en la escuela de magos pero que tanto amaba.

—Simon, al fin. Pensé que habías muerto.

—Hola, buenos días precioso. Yo también estoy bien.

—Como digas. Me desperté con el amanecer y te hice el desayuno. ¿Quieres que te lo traiga?

—Si, no puedo ni moverme. Por qué será, ¿no?

—Tu me lo pediste, lo tuviste.

—Maldito vampiro.

Salió por la puerta de nuestra habitación y acomodé las sábanas, encendi la televisión y abrí las cortinas que cubrían las enormes ventanas por las que podía ver toda la ciudad. Me encantaba nuestro nuevo hogar, era muy acogedor, pero era de la familia de Baz porque yo no tenía dinero y tampoco tenía familia, así que trabajaba en un supermercado para ayudar en los gastos.

—Aquí está, waffles, jugo de naranja y un capuchino con leche para ti. —y besó mis labios rápidamente.

—¿Porqué eres tan frío conmigo Baz? Somos novios.

—Así demuestro mis sentimientos. ¿Te molesta?—preguntó, frunciendo el ceño.

—Está bien, no puedo hacer nada. ¿puedo demostrarlo yo entonces?

—Puede ser.

Entonces me subí a él, sentándome sobre su pelvis, mientras él estaba acostado mirándome. Me incliné y besé su gran frente y luego su perfecta nariz. Me encantaba hacer eso.

—Te amo Basilton. No lo negaré.

—Yo también, Simon. Amo cuando haces eso, me encanta aunque no lo admita.

—Es lo más tierno que jamás me has dicho, eres un amor—y volvi a besar su nariz repetidas veces. Todas las mañanas era lo mismo, me despertaba y lo llenaba de besos y luego teníamos una charla matutina. Eramos como dos ancianos que se amaban mucho.

Íbamos a la misma universidad, porque nos interesaba casi lo mismo y queríamos estar juntos. Teníamos horarios parecidos, por lo que nos esperábamos mutuamente para irnos caminando hacia nuestro departamento aquí, en San Francisco.

Baz llenaba de luz mi vida, sin él no se que estaría haciendo ahora. Lo amo mas que nada en este mundo, además de Penny. Pero ella se fue con Mika a vivir a Nueva York y la veo pocas veces al año, igual seguimos mucho en contacto.

—Odio a Ross, es muy posesivo y celoso.—dijo mientras desayunábamos juntos mirando Friends por televisión.

—Yo también. Los celos son algo muy tóxico, me dan asco.—y el comentario quedó en el aire, pues los dos seguimos mirando el programa que tanto nos gustaba.

Terminé de desayunar y levanté todo, incluyendo lo de Baz. Lo dejé en la cocina y me desvestí para meterme en la ducha.

Baz, que estaba en la habitación, dijo:

—Buen trasero, Snow—y yo le guiñé un ojo.

Me metí rápidamente a la ducha porque estaba helando. En San Francisco el invierno era muy crudo y las temperaturas eran muy bajas, pero vinimos a vivir aquí porque nos encantaba la ciudad y el frío también.

Salí de la ducha y fui rápidamente a la habitación para cambiarme y llegar a la universidad.

—Toma, te preparé ropa para que te pongas—dijo Baz orgulloso—La elegi porque te queda muy bien—dijo, agarrando mis caderas y apoyando su pecho en mi espalda.

—Eres un tierno, Basilton—y me di vuelta para dejar un rápido beso en sus húmedos labios—Pero ya, tenemos que irnos.

Me alejé de él y me puse la ropa lo mas rápido que pude, estábamos llegando tarde, entonces salimos del departamento y comenzamos a caminar. La calle estaba llena de autos y gente apurada por llegar a sus destinos, entonces como instinto agarre la suave mano de Baz.

—Aw, el enviado del Hechicero tiene miedo—dijo, y apretó mi nariz suavemente—ven, que te abrazo—y me abrazó, mientras tenía mi cabeza apoyada sobre su hombro, susurró—Eres como un osito.

Me sonrojé y continuamos nuestro camino.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Apr 16, 2019 ⏰

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