La Venganza es mejor en la carcel

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Es el 20 de abril del 2015, a 8 años de la tragedia más grande de mi vida, 8 años desde ese ataque de locura que me hizo arrancarles la vida a las personas que más amaba en este mundo, mis padres.

Ese día cambió mi vida, tan sólo tenía 10 años, tan inocente, sin malicia en mí, o al menos eso pensaba la gente y eso pensaba yo. ¿El motivo? Sólo un juguete, algo material, pero yo no lo veía así, yo veía en ese juguete a mi mejor amigo, a mi más fiel compañero y que lo tiraran a la basura, sin ninguna consideración por lo que yo pudiera pensar, me rompió el corazón, no sé qué pasó y cuando entré en razón era demasiado tarde, ya no podía hacer nada y lo único que pude ver fue la mirada de repulsión y odio de mi hermano, nunca olvidaré esa mirada, llena de lágrimas y rabia, la cual me destruyó el corazón.

Tan horrible fue el crimen que me condenaron a 30 años de prisión. Desde ese momento me gusta pensar que mis padres me perdonarían, que el odio que mi hermano me tiene algún día termine, y espero poder perdonarme yo misma. En 5 días cumpliré la mayoría de edad y seré llevada a la cárcel después de 8 años en prisión, para cumplir el resto de mi sentencia.

25 de abril del 2015, hoy es el día, hoy me cambiarán de lugar, estoy nerviosa, me tiemblan las piernas y me duele la cabeza, ¿esto es normal? Yo espero que sí. Mi reja se abrió, eché un suspiro y salí por ella, despidiéndome con una sonrisa de mi compañera. Me dirigí con la mente algo nublada por mis pensamientos y de un momento a otro ya me encontraba de camino a la prisión

Al llegar no pude evitar notar que estaba separada en dos secciones, la de mujeres y la de hombres, al bajar escuché a varios tipos lanzándome piropos, me sentí bastante incomoda, pero tal vez era algo normal que los hombres hacían, después de todo yo que podría saber, llevaba años sin convivir con uno y realmente no sé cómo se comportan.

Llegué al enorme portón de la prisión y no pude evitar sentirme intimidada, sentí un empujón por parte de la guardia que me hizo tambalearme un poco y me incitó a seguir caminando.

La guardia se detuvo un momento a hablar con otra y yo empecé a observar cada detalle de aquel lugar, había muchas guardias y demasiados pasillos, uno hacia el comedor, otro hacia la capilla y dos diferentes puertas que daban a la sección de hombres y de mujeres. En un momento mi vista pasó por el área de hombres y justo en la 2da celda a la derecha había un guardia algo alto, gordo y sin duda con pocas ganas de trabajar, empujando a la celda a un chico alto, con ojos café almendra que lo hacían tener una mirada bastante penetrante, una mirada que sólo había visto una vez en la vida y fue en Jack, mi hermano mayor.

Nuestras miradas se encontraron por unos segundos, que para mí fueron eternos, hasta que el jalón de la guardia hacia el sitio de mujeres me devolvió a la realidad y me hizo perderlo de vista, cuando mis ojos lo volvieron a captar solo tuve un segundo, lo cual fue suficiente para ver la expresión bastante tétrica que tenía, en la que me miraba fijamente y me daba una sonrisa mientras levantaba las cejas en señal de reto. La chica que me llevaba me dio una bofetada y me dijo que le pusiera atención, la ignoré y volví a mirar hacia donde antes, pero ya no vi ni al guardia ni al chico, así que devolví mis ojos hacia ella.

Caminé hacia mi celda con los ojos en blanco y pensando en lo que había pasado, no podía ser, había seguido los pasos de mi hermano por unos años, hasta que desapareció sin dejar pista y supuse que no quería que nadie lo molestara. Al llegar me empujaron adentro de lo que la guardia dijo seria mi nuevo hogar y choqué con una chica de aspecto rudo que al parecer seria mi nueva compañera.

26 de abril del 2015, otro día de mi martirio interminable, otra vez tuve esa pesadilla que no me deja de rondar, sólo pienso en la mirada de mis padres ese día, sus yugulares cortadas, yo con las manos llenas de sangre, y de la mirada de los vecinos al yo salir llena de sangre por la puerta de mi casa guiada por policías y con esposas.

Me levanto de la cama al sonar la alarma del desayuno y camino hacia el comedor. Después de unos veinte minutos haciendo fila, por fin me voy a sentar en la mesa más alejada de todas, completamente sola, lo cual era justo lo que yo quería, cuando de repente alguien toca mi hombro lo cual hizo que me exaltara y casi le diera un golpe, al verlo pude notar que era el mismo guardia que había visto ayer con el chico raro. El hombre me indicó con la cabeza que lo siguiera y me mostró su porra en señal de amenaza, lo cual me hizo seguirlo sin decir nada.

El miedo me está matando, el guardia no dice nada solo camina, mira a sus alrededores con nervios, me guía por pasillos, puertas y diferentes habitaciones. ¿Qué he hecho mal? ¿Qué está pasando? El joven se detuvo en seco y me volteó a ver, sorprendentemente con una mirada que reflejaba el mismo miedo que yo sentía, salió corriendo y me dejó ahí, sola. Me puse a mirar la habitación y sólo pude sentir mis dientes temblando de frio y miedo. Estaba todo obscuro, tan sólo veía algunas celdas a mi alrededor y se me hizo extraño que no hubiera nadie.

Media hora después de varios intentos fallidos de abrir la puerta por la que habría entrado, por fin me rendí y me acurruqué a llorar en el suelo, me sentí como una niña otra vez, pero lo necesitaba, tenía miedo, no sabía que pasaría, acaso me dejarían ahí o me matarían o me desaparecerían, mis pensamientos fueron interrumpidos por unas carcajadas que escuché a lo lejos.

Tres chicos entraron y mi mirada se fue directo al joven de en medio, que casualidad, era el chico raro de ayer, con esa inconfundible mirada. En ese instante supe que estaba perdida, pero aún así levanté la mirada y le dije- Cuánto tiempo hermano. Al oír esa palabra sus ojos se abrieron, miró al suelo y echó una risa con tono de burla.

Se abalanzó hacia mí y con un puñetazo me sacó el aire brutalmente, dejándome sin poder respirar bien, me agarró del cuello y me lanzó con mucha fuerza hacia la pared lastimándome la espalda, sus cómplices me recogieron y me sostuvieron de pie agarrándome los brazos, él se acercó y me dijo- Te dije que volvería, y creo que entiendes que el que hayas terminado justo en la misma prisión que yo no es casualidad ¿o sí?

Uno de los chicos que me sostenía le proporcionó una pistola a Jack y él me apuntó justo en medio de los ojos. Hago viscos y veo la pistola en frente mío, empiezo a reírme entre dientes, sigo riendo cada vez más fuerte hasta que digo-Jack, perdón, nunca te lo dije, perdóname, siento haber arruinado tu vida, siento que mis padres ya no estén y siento haber sido yo quien te los quitó, haz lo que debas hacer. Me solté de los brazos de sus compañeros y me puse de rodillas aún con la pistola apuntando hacia mí, Jack soltó una lágrima y por un momento no me pudo sostener la mirada, hasta que volvió a verme, pero ahora su mirada era diferente, por primera vez en 8 años vi cariño y perdón.

Escuché un disparo y sólo sentí como estampé contra el suelo y como poco a poco fui dando mi último suspiro, pero por fin en verdad después de tantos años, me había perdonado a mí misma. 

La Venganza es mejor en la carcelWhere stories live. Discover now