Capítulo 1.

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-Cuídate mucho, cualquier cosa me llamas.

Asiento.

-Mamá, estaré bien.

-Lo sé, cariño. Ven a darme un abrazo.

Nos abrazamos rápidamente.

-Te quiero.

-Te quiero más. -le respondo antes de subir al bus que me llevaría al campamento.

Al entrar veo a varias personas de mi edad, me siento en la parte final del bus, justo al lado de la ventana.

El bus no tardó en partir y en cosa de 1 hora y media, veo el gran cartel.

'Surf Camp'

Comienzo a ponerme algo nerviosa, no conocía nadie.

¿Qué pasaba si no hacía ningún amigo?¿Estaría todo el verano sola?

¿Y si le caía mal a la gente?

El bus se detiene y las puertas se abren.

Agarro mi mochila y bajo del bus. Quedo pasmada al ver tanta gente.

-¡Maleta 281!

Ese grito me hace salir de aquel trance, me acerco rápidamente al señor que había gritado.

-¿Es tuya?

Asiento.

-Aquí tienes. -me sonríe- Ve a esa cabaña y haz la fila, te dirán en qué cabaña te quedarás.

Vuelvo a asentir.

-Gracias.

Este me sonríe.

Hago caso a sus ordenes y voy directo a la cabaña central. Al haber varias personas atendiendo, no me demoro más de 10 minutos en que me toque.

-¡Hola! ¿Tu nombre?

-Hannah McCartney.

-Cabaña 32.

-Gracias. -le sonrío-

-De nada, disfruta el campamento.

Salgo de aquella cabaña y comienzo a buscar el lugar en donde dormiría por los próximos 3 meses.

Luego de varias vueltas al lugar y de perderme por lo menos unas 4 veces, logro llegar a la cabaña 32. No dude en entrar.

Era bastante amplia, había un pequeño living y unas 4 piezas con baños privados.

Al no ver a nadie dentro de las habitaciones, decidí coger la última. De esta forma no tendría que soportar los ruidos de los demás.

Eso sonó bastante antisocial.

No puedo evitar soltar una pequeña risa.

No llevaba ni un día en aquel campamento y ya estaba hablando conmigo misma, al final del verano terminaría completamente loca.

Dejo la gran maleta a un lado de la cama, seguido, me recuesto en ella para poder descansar aunque sea un rato, algo me decía que estaría bastante ocupada.

Cierro los ojos un segundo, cuando siento mi puerta abrirse.

-Dios, perdón. No sabía que había alguien aquí. -la voz de un chico me hace abrir los ojos-

Me siento en la cama y lo veo con detención.

Era un chico bastante alto, de cabello liso castaño oscuro, con unos ojos miel. Vestía con unos short y una polera cualquiera.

Amor de verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora