II

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-¡Sal ya Kara!-

Lena estaba fuera de mi apartamento gritando como loca y dando fuertes golpes a la puerta, había logrado esquivarla y me ayudaba ser más rápida que ella, de no ser así, fácilmente me habría impedido encerrarme como lo estoy ahora, aquí sentada en mi pequeña cocina bebiendo una lata de coca cola, escuchando sus sonidos de exasperación, sabía que los vecinos no tardarían en llamar a la policía por el alboroto, ella debería irse puesto que no le convenía que la ligaran con líos, sin embargo me causaba un poco de gracia saber que está de esa manera, ella debe alejarse o esto no funcionará, es extraña la manera en que mi mente procesa todo, debería aprovechar esta oportunidad pero algo dentro mí me lo impedía.

-¡Abre la puerta maldita sea!—seguía tocando como loca— ¡abre o voy a tirarla Kara!—no dudaba en que podría hacerlo pero hasta donde sé no traía su arma y sí la trajera no iba a usarla tan descuidadamente, ¿oh sí?

-Señorita por favor deje de gritar—era la voz de la señora Greco, esa mujer me estimaba mucho así que no me sorprendía que intercediera por mí—sí Kara no desea abrirle no insista-

-¿Quién es usted?—vaya que no tenía educación.

-Una buena amiga de Kara—a pesar de todo la señora Greco estaba tranquila—así que por favor retírese antes de que llame a la policía—el silencio fue lo único que percibí, esperaba que no le hubiese hecho algo, pero cuando estaba por llegar a la perilla ella volvió a gritar.

-¡Tendrás que salir Kara y entonces nadie podrá defenderte!—su último grito ya que escuché como sus pasos firmes se alejaron más y más.

-Kara—hablo la señora Greco—soy yo cariño, Bárbara, abre por favor—así lo hice sabiendo que la otra no volvería, ahí estaba con esa ropa blanca que la distinguía y ese peinado realzando sus rubios rizos, me recordaba a mi abuela.

-Adelante señora Greco—cedí el paso y ella entró—lamento el inconveniente-

-¿Quién era mujer Kara?—en definitiva estaba preocupada—estaba colorada, furiosa y parecía querer romper la puerta con sus puños-

-Ella es una mujer muy insistente—ambas nos sentamos en mi pequeño sofá—no puedo decirle más por su seguridad-

-No me gusta esa mujer Kara, tiene un aura oscura—sonríe con tristeza—sé que no crees en visiones de una vieja, pero sé cuándo una persona es mala y esa mujer lo es, solo con sentir su mirada sobre mí, supe que era capaz de cualquier cosa—toma mis manos—debes alejarte de ese demonio con cara de ángel-

-Quisiera poder hacerlo señora Greco, pero ya es tarde, al parecer se ha obsesionado conmigo, no creí que fuese hablarle de esa manera a usted, que es una hermosa persona-

-Le falta educación, que se vista bien no significa que sea cortés—ella sabía eliminar mis angustias—temo que ella vuelva, así que por favor quédate en mi casa-

-Sí me prepara esas galletas de nuez con chocolate acepto-

-Perfecto—pellizca mis mejillas—vamos hija, tenemos un show cómico que ver-

Ambas disfrutábamos de ver esa comedia británica, eran buenos aunque apreciaba más el humor de mi país, la señora Greco vivía sola, sus hijos no la visitaban desde hace años, no comprendía cómo podían vivir sin verla, ella era buena y me daba rabia que ellos no fuesen agradecidos, así que ésta noche dormiría en su sofá, escuchando sus historias de cuando fue una maravillosa cantante, su error fue enamorarse del hombre equivocado.

Dos Sombras en LondresWhere stories live. Discover now