La tradición dictaba que antes de ingresar a la capital, en una zona boscosa donde comenzaban los limites de Sacris un pabellón esperaría por mí, para la ceremonia de la transferencia real.

Seguro que el nerviosismo era notorio en mi rostro porque lady Florance no dejaba de mirarme de forma afligida, luego de un rato todas comenzaron hablar sobre Sacris y las actividades mas populares que se llevaban a cabo por esas fechas. Se esforzaron en hacerme olvidar mis inquietudes con risas y cotilleo, nuestro tiempo juntas habia sido corto, pero habían llegado a conocerme incluso mas que mi propia familia, no como Melanie por supuesto, pero de igual manera me sentiría sola sin ellas a mi lado.

—Alteza —expresó un hombre de avanzada edad una vez que el carruaje se detuvo, al verlo hacer una reverencia creí que se rompería, era muy delgado y parecía tener alguna complicación en la pierna derecha pues llevaba consigo un bastón—le presento a quien será su apoderada en la corte, alteza, la condesa de Yuhles.

Mi gobernanta y mis doncellas se apresuraron para ayudarme a bajar, de esa manera logre observar con mas claridad a la mujer que seria mi voz en la corte.

El aspecto de su rostro era hermoso, gozaba de facciones finas y delicadas, pero su piel se mostraba un tanto empobrecida por el paso del tiempo, sin embargo, no dejaba de ser particularmente bella. Hizo una reverencia ante mi presencia, una señorial y bien practicada, quizás a sus ojos yo ya era la reina y quería tratarme como tal desde el primer instante. Su vestido era de un color azul cobalto, sobre la orilla y las mangas tenía bordado dorado, además sobre el tocado de su cabello caía una tela semi transparente de color azul y un fino broche dorado lo sostenía.

Al mirar a mi alrededor note que habia una fila de corceles y jinetes que custodiaban una carpa, ellos también lucían los colores de la bandera de nuestra nación.

—Sígame por aquí alteza—dijo al momento de reincorporarse con una voz dulce y al mismo tiempo elegante. Me guio hacia el interior del pabellón sin atreverse a darme la espalda y siempre mostrando una sonrisa en sus labios teñidos de un rojo borgoña. Los oficiales de la milicia alzaron banderas y obligaron a sus corceles a realizar lo que parecía ser una reverencia inclinando sus cabezas mientras ellos gritaban al aire.

—Por favor discúlpelos su alteza, puede parecer un poco desconsiderado, pero es su forma de darle la bienvenida.

Mi madre camino detrás de mí a la espera de lo que sería nuestra separación definitiva

—La ceremonia de transferencia real será llevada a cabo de la siguiente manera: usted será despojada de sus ropas y será vestida con un atuendo acorde a su actual posicion, un obsequio de su majestad la reina madre, este presente es un símbolo de la próximas cesión de autoridad de ella hacia usted como la reina. Posteriormente se le colocara una tiara de diamantes sobre su cabeza, emblema de su realeza por matrimonio. En este punto debe dejar su antigua vida atrás, despedirse de su compañía y al pisar el otro lado del pabellón será llevada a Sacris para ser honrada como nuestra próxima la soberana de esta gran nación.

Gire a ver a mi madre, a la gobernanta y a mis doncellas. En primer lugar, abracé a mi madre, pocas veces habia logrado darle uno así, tan natural, ella lloraba orgullosa de mí, pero yo tenía miedo y no pude más que esconderle mis inseguridades con una sonrisa falsa. Luego hice un gesto de agradecimiento a la Gobernanta por instruirme, aun no olvidaba que por su causa Melanie se habia ido de mi lado sin siquiera despedirse, pero si todo lo que me habia enseñado me servía en el palacio, entonces ese enorme sacrificio valdría la pena. Por último, me acerque a mis doncellas y me atreví a abrazarlas, ellas me recibieron con mucho cariño, a pesar de todo aún seguía siendo una chica como ellas, aunque me convirtiera en la reina. Al apartarme todas hicieron, en un acto previamente considerado, una reverencia y dieron tres pasos hacia atrás para después salir del pabellón.

Amor De CristalWhere stories live. Discover now