La antiguedad de mis secretos.

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De niña sufría,
lloraba. No amada.
Mis lágrimas caían
y me ahogaban. Asma.

Mi cobertor a veces
estaba húmedo
de llanto y frío.
La brisa enfriaba la antigua morada.

Días de lluvia,
sentada en la ventana
como prisionera de mis días.
El infantilismo y la violencia jugaban con mi tristeza.

Los delirios místicos
de mi progenitora le dieron paz. Punto final,
el oro y el dinero no valían nada. Los santos en las paredes eran los espectadores más fanáticos. Terminó el solsticio.

𝙍𝙖𝙣𝙙𝙤𝙢 𝙘𝙤𝙢𝙥𝙪𝙩𝙚𝙧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora