―Ah, bueno, tal vez algunos brownies, leche y galletas... ―se volteó para ver las caras de los niños, los cuales se miraban contentos entre sí― ¿Ves? Tu madre siempre sabe qué comprar en momentos así. Además si están con el estómago lleno, trabajarán mejor ―rio de manera juguetona.

Siguieron caminando, pero antes de llegar por fin a la casa de la familia Ikari, tenían que cruzar una única calle por donde pasaban varios autos. Y mientras esperaban en el semáforo, Yui se anticipó.

―Chicos, tómense de las manos para cruzar ¿sí? Esta calle es un poco agitada.

Hicieron caso automáticamente y cruzaron los tres la calle una vez que el semáforo dio luz verde.

Sin darse cuenta siguieron así hasta llegar a la casa, pero en cuanto estaban entrando por la puerta, Shinji por mero impulso soltó la mano de su amigo abruptamente.

―¡Querido, ya llegamos! ―Yui observó a su esposo, que estaba leyendo el periódico, pero en cuanto se dio cuenta de la llegada de la mujer empezó a ponerse lentamente de pie― Oh, veo que serviste los bocadillos... me alegro.

―Sí, hice lo que me pediste, Yui, como siempre...

―Sí, por supuesto, como siempre... ―se acercó para besar a su esposo a modo de saludo.

Ambos chicos se miraron un segundo y luego se acercaron más a la sala de estar para saludar como se debía.

Kaworu no podía encontrar respuesta en la expresión de Shinji, lo único claro en ese momento era aquel hombre tan alto que lo miraba desde arriba. Se veía tan severo y recto. Y a pesar de que se sabía un chico educado y bien portado, por primera vez sentía cierto nerviosismo al conocer a un adulto, por temor a no presentarse de la manera correcta.

Por suerte, también solía tener bastante autocontrol.

Se acercó más al hombre, siempre sosteniendo su mirada desafiante, contrarrestándola con una quizá más desafiante pero totalmente inocente, y le extendió su pequeño bracito para saludarlo.

―Buenas tardes, señor padre de Shinji. Me llamo Kaworu. Es un gusto conocerlo... ―pasó la primera prueba. No tartamudeó ni titubeó al hablar.

Yui quedó encantada y rio por lo bajo. Pocas veces había visto algo tan adorable. Sin duda alguna el amiguito de su hijo sabía mucho de modales para tener 6 años.

Gendo extendió su brazo de igual manera, tomando su mano para completar el saludo.

―Buenas tardes, mi nombre es Gendo, pero dime señor. Siempre es... un gusto conocer a los nuevos amigos de mi hijo. Siéntete cómodo, come algo, y por sobretodo... ―miró a Shinji también― hagan su trabajo.

―Ya estamos avanzando en eso, papá, no te preocupes... ―bajó la mirada con algo de timidez.

―¿Sí? Eso espero, hijo. Ojalá sea una historia creativa y buena... ―dijo y se sentó nuevamente a leer el periódico.

Los chicos para romper la tensión del momento, se dirigieron rápidamente a la mesa de la sala para comer los bocadillos. Kaworu intentó comer lento por buena educación pero le fue imposible mirando como Shinji engullía tan descaradamente las galletas. Además le encantaban los brownies y no habían comido nada desde el almuerzo.

Yui estaba ahí observándolos y riendo por dentro.

―¡Señora Ikari, estos brownies están de-li-ciosos!

―¡Sí, mamá, y las galletas también, muchas gracias!

―Prueben la leche también, a ver qué les parece. Además así no se atragantan con la comida ―comenzó a reírse en sus caras y enseguida los chicos se miraron y rieron también.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now