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Mis ojos se abren pero automáticamente debo cerrarlos por la punzada de dolor que divide mi cráneo. Lo último que recuerdo es devorar mi ponqué entre lágrimas y quedarme dormida mientras veía un maratón de Los Simpson, obviamente sin dejar de llorar. No sé qué hora es, pero realmente no me importa, algo que detesto del día después de tu cumpleaños es esa punzada que te queda porque ya no eres lo más importante, básicamente dejaste de ser especial, y si no fuiste especial el día de tu cumpleaños, esta punzada es diez mil veces más fuerte. Siento mi brazo derecho dormido y solamente espero que mi perra no me contagie las pulgas, son extremadamente difíciles de quitar.

Llego al punto en donde las ganas de ir al baño son más grandes que mi dolor de cabeza y sin abrir los ojos me dirijo rápidamente a saciar mis necesidades fisiológicas; el camino se me hace un poco más largo de lo usual, pero cuando uno tiene tantas ganas ese tipo de cosas sucede. Al llegar procedo rápidamente a hacer lo que necesito y al final es que me doy cuenta que algo anda mal, no les pasa ¿que a veces están tan dormidos que su cuerpo trabaja en modo automático y luego de que hacen las cosas es que se dan cuenta de lo que realmente hicieron? Pues eso fue lo que me paso a mí, sin darme cuenta, me encontraba orinando de pie mientras mi mano derecha sostenía algo.

Abro mis ojos lentamente y estos van a la cosa que sostiene mi mano, he visto vario d esos, hasta en mi cuerpo, pero jamás uno de esos formo parte de MI cuerpo, en cierta parte entiendo completamente al sexy Kevin Zegers cuando hace el comentario sobre el número correcto de senos al despertar en el cuerpo de la linda Sam. Me digo que simplemente estoy teniendo una muy rara pesadilla y meto esa cosa en el Bóxer negro que hasta este momento me doy cuenta que llevo puesto. Rápidamente me dirijo al espejo y en el camino me doy cuenta que una parte de mi no reconoce el sitio en donde esta, mientras que la otra lo conoce a la perfección.

Exactamente lo mismo me pasa al encontrarme con el reflejo del espejo, son unos ojos extraños y un cuerpo que jamás había visto, pero al mismo tiempo de una manera extraña era una imagen conocida. He leído muchos libro sobre este tipo de eventos, por supuesto todos son novelas ficticias, pero todas tenían algo en común, el protagonista no reconocía nada del pasado del cuerpo que habitaba; pero a mí no me está ocurriendo lo mismo, recuerdo todo de la persona que me regresa la mirada en el espejo, y sus rasgos son similares a los míos. Es un chico de aproximadamente 1,90 m; pelirrojo, pero oscuro no naranja, algo como borgoña, no es su tono de cabello natural, tiene diversos tatuajes en su piel, un cuerpo muy bien formado, no excesivo.

El chico que me regresa la mirada es mi versión masculina, de alguna manera desperté en algo muy parecido a una dimensión paralela, tenemos los mismo padres, pero nuestra crianza ha sido total y completamente distinta, el es hijo único y creció en una familia de dinero, es el dueño de una empresa reconocida internacionalmente y está felizmente casado y con dos hijos, algo con lo que yo solamente puedo soñar.

En teoría se puede decir que él tiene lo que yo siempre he soñado, nací en una familia clase media en donde obviamente no lo tenía todo, mi hermana y yo realmente no nos tratamos, a pesar de que vivimos en la misma casa nosotras simplemente no hacemos esa cosa de hablar, sin importar cuánto me he esforzado aun no he podido crear mi propio negocio, y para qué hablar de mi vida personal.

En pocas palabras, saben quién era el -O bueno, yo- tenía todos sus recuerdos, hasta sabia que día era, faltaban exactamente 3 días para nuestro cumpleaños número 25, lo único que no sabía era como había llegado a ese sitio. Me miro en el espejo mientras pienso paso por paso mis últimos recuerdos y los que puedo obtener de él, sin duda alguna lo único relevante fue mi deseo de cumpleaños, pero sin duda alguna el hada de los deseos me entendió muy mal, esto no era a lo que me refería cuando pedí eso.

Sopla la VelaWhere stories live. Discover now