2.

4K 390 20
                                    

Hoy, era todo o nada.
-Esto puede salir muy bien o muy mal.- Dije mirándome al espejo. Después de todo era Stark, no me intimidaba pero a veces puede ser un verdadero idiota.
Pedí un taxi, no estaba en condiciones de manejar, obviamente.
Al adentrarme en el edificio, hablé con la recepcionista y al verme, tomó un tono bastante coqueto. Típico.
-Tony Stark, el idiota multimillonario más influyente en este país... ¿De verdad quería trabajar para el? De pasar de toda una vida de gloria a esto... ¿Realmente tan bajo había caído?.- Reflexionaba hasta que el ascensor hizo un ruido indicándome que ya me encontraba en el piso de Stark.
Ahí se encontraba, detrás de su lujoso escritorio, observando su computadora de alta generación. Se podía oler el narcisismo y la arrogancia en exceso desde lejos.
Al acercarme, su mirada se centra en mi. -Así que tu eres Stephen...- sus ojos reflejaron duda. -Strange, Stephen Strange-. Respondí.
-Vienes por algún puesto de trabajo, no?-. "Obvio no, sólo venía a saludarlo", estuve tentado a decirle mi pensamiento sarcástico en voz alta. Estrechó mi mano, ahora su mirada se centraba en esta. -Doctor Stephen Strange. Sabía que había visto tu cara en algún lado.- Arqueé una ceja. -En fin, ¿qué tienes para mi?-. Le entregué mi currículum, su mirada no se despegaba de mis manos. -Tranquilo, doctor, deje de temblar. No hay nada qué temer-. Lo miré directamente a los ojos. ¿Este idiota se estaba burlando de mis manos?. -Una pequeña broma. No te ofendas.- Ojeó rápidamente mi currículum, ¿De verdad quería trabajar con este pedazo de imbécil?. -Supongo que servirás de secretario o algo, la anterior renunció y no veo que puedas hacer mucho-. Cerró la carpeta que contenía mi currículum. Me llevó hasta dentro del ascensor.
-Empiezas el Lunes.-

All mine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora