{1} EL HU EVO DE L A SERPI ENTE

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La doctora Ivonne se dirigía a la Sala 013, pero mantenía la mirada a sus alrededores. Todos los vidrios mostraban el interior de las demás salas que daban paso a la número 013 al final del pasillo. 

Un montón de chispas se veían saltar de las grandes máquinas que incluían absolutamente todas las salas. Todo el bloque estaba destinado a una función: descubrir la manera de implementar chips a los robots especializados para sean capaces de sentir dolor, tristeza, alegría, escozor o incluso picor. La clave era que el propio robot fuera consciente de su propia existencia pudiendo sentir todo lo que pasa a su alrededor.

La más avanzada estaba siendo la Sala 013, dirigida por Ivonne y un compañero suyo, Rush. Ambos estudiaron todos los avances tecnológicos desde que empezaron el trabajo en "Make It Happen,", la empresa más importante de androides de sobre todo, 2035. El gran año de los robots, donde ya empezaban a aparecer en todos lados; por la calle, como un ser humano, con comportamientos humanos... Lo único que faltaba es que esos comportamientos fuesen reales.

La puerta se abrió cuando Ivonne acercó el ojo a un aparato que estaba justo al lado de la entrada de la sala.

— ¿Has comprobado los parámetros de seguridad finales? — entró sin saludar a su compañero, que estaba agachado, trastocando las piernas de una androide de la estatura de Ivonne.

  — Buenos días a ti también— Rush se asomó para hacer una cara de burla— creo que este androide va a ser un verdadero éxito.

— Llevas diciendo eso cada día desde que hemos entrado a sala hace siete años...

Rush asintió sarcásticamente y volvió a su posición.

— Sí, los he comprobado esta mañana, mientras probablemente estabas agradeciéndole a tu almohada el placer que te da dormir en ella hasta tan tarde— Ivonne no estaba acostumbrada a tantos chistes de Rush.

— Parece que estás animado. ¿Ha pasado algo que no sepa?— Ivonne se dirigió a ver de frente a la androide.

— Nada, simplemente estamos a punto de acabar la androide, he conocido al amor de mi vida, cenaré sopa...— el camuflaje había servido para que la mente de Ivonne se distorsionase.

— ¡¿QUÉ HAS CONOCIDO A QUIÉN!?— gritó al falsete.

— Se llama Nayah, nació en el mismo lugar que yo y la conocí gracias a Reep — estaba eufórico.

— Oh dios mío, Rush Gupp de 28 años conoce a Nayah de los años que tenga gracias a una aplicación que esta dentro de tus propios ojos— hizo un silbido y una mirada coqueta.

Rush rió sin sentimiento.

Los altavoces dentro de todas las salas del bloque reproducieron una alarma de emergencia. Todas las puertas se abrieron al unísono, y las personas de cada sala empezaron a salir.

Rush se levantó, y con la herramienta que tenía en la mano, le hizo una marca en el antebrazo de la androide.

— ¿Qué has hecho?— Ivonne escuchó el ruido.

— Le he hecho una marca sin querer, lo siento, yo...

Ivonne se acercó a ver cómo era de grande.

— Tiene forma de... serpiente. ¿Seguro que no lo has hecho a propósito?

— Me acabo de levantar Ivonne, las alarmas no suenan nada bien.

Ivonne tomó la palabra de nuevo.

— Está bien. Será mejor que salgamos.

Rush dejó la herramienta en el suelo y salió de inmediato de la sala.

Ivonne, se dirigió justo a la entrada de la puerta. Debajo de esta, había una inscripción hecha con placas intercambiables. "Androide 13".

— Ya tienes nombre.

Ivonne se acercó al altavoz de las placas, y estas cambiaron de letras. "El huevo de la serpiente", todas perfectamente juntas. Aquel invento fue un capricho.

Todos bajaron a la sala principal.

— ¿Qué ha pasado? ¿Han dicho algo?— Ivonne se acomodaba en una una silla para estar cara a cara con Rush.

— Han dicho que ha habido una explosión en una de las salas, no se sabe ni dónde está el androide ni dónde están sus encargados, literalmente han desaparecido, pero hay un agujero enorme en la habitación, han llamado a las autoridades...

Ivonne se quedó mirando el centro de la mesa, en otro mundo. Hubo un largo silencio incómodo.

— La llamaremos Serpiente— Ivonne decidió cambiar de tema para cambiar el ambiente.

— ¿Huh?— Rush solo emitió un sonido de confusión.

— A nuestra androide. Se llamará Serpiente. Le has hecho una especie de marca de nacimiento, así que...— mantenía la mirada perdida.

— Oh, eso está genial— Rush cambió a un tono más alegre—. Cuando acabe todo esto comprobaremos la seguridad que tiene el chip y si realmente funciona.

— Sí... Después de siete años centrándose en siempre lo mismo.

— Pero valdrá la pena. O eso espero — Ivonne levantó la cabeza al escucharle.

Un milisegundo después, se escuchó otra explosión. Toda la sala dio un grito en alto ya que todo el edificio se sacudió.

— ¿Otro más?— gritó de alteradamente, Ivonne.

— ¡Sala 013! ¡Repito, sala número 013!— una voz lo gritó a lo lejos, dándoles referencia a las autoridades que estaban subiendo por las escaleras.

Ivonne y Rush se miraron a punto de soltar un mar de lágrimas.

— Tenemos que ir a verlo— Ivonne empezó a caminar lo más rápido posible hasta la tercera planta del bloque, donde se encontraba su sala.

Mientras ella estaba a mitad de camino, Rush estaba apoyándose en la mesa con los ojos tapados por su brazo, mientras se oían sollozos discretos.

Ivonne subía por las escaleras lo más rápido posible casi alcanzado a las autoridades que, posiblemente, la echarían si la viesen. Solo por precaución.

Consiguió subir arriba, y estaba detrás de todos los agentes que miraban hacia delante. Ivonne también disparó con su mirada a la Sala 013. El interior estaba completamente negro de manera muy hortera, ya que la sala antes de la explosión era completamente blanca.

— Señorita, lo sentimos, no puede pasar, baje de inmediato— uno de los agentes la vio y le advirtió.

Ivonne le ignoró completamente y le dio un empujón al pasar por delante. La dejaron seguir.

Mientras llegaba a la Sala 013, miraba a sus alrededores. Todas las salas estaban impecables.

Llegó a la puerta. Las placas con las letras se habían removido por la explosión, y ahora las letras estaban muy separadas entre sí. Entonces, vio que realmente estaba ocurriendo. Hizo que siete años de su vida acabasen en una explosión.

La puerta estaba ligeramente rota, pero lo suficientemente frágil después de la explosión para golpearla y que cayese en trozos, cosa que Ivonne hizo sin pensar.

Un gran aire le removía su pelo rubio recogido en forma de topo. Estaba al borde del precipicio. Solo quedaba una porción de suelo, completamente negra, complementando con los trozos de pared que aún se sostenían gracias a unas vigas.

Ivonne miró con lágrimas en los ojos hacia abajo, intentando encontrar a Serpiente, pero solo se podían ver trozos de pared destruidos. Después, echó un vistazo en el techo. Había un gran agujero.

Se limpió las lágrimas de los ojos. Serpiente se había despertado. 

SerpienteWhere stories live. Discover now