—¿Morgan? —me llama Ian, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Sí?

—¿Estás segura de que estás bien?

—Sí. —Finjo una sonrisa. No puedo contar con la sangre de Shadow nunca más; y sé que Aidan no responderá a mis preguntas. Por lo tanto, solo tengo una última opción: Milosh. Agarro mi chaqueta de cuero porque va a ser una noche fría.

—¿A dónde vas? —pregunta Ian cuando paso junto a él—. ¿Morgan?

Me pongo la chaqueta y camino hacia la salida de la cueva. Salgo para caminar hacia el bosque. Mi amigo me sigue en silencio y yo me giro hacia él.

—No vendrás conmigo.

—¿A dónde vas? No digas que vas a...

—Sí, necesito hablar con Milosh.

—¿Qué? ¿Estás loca? Te va a matar. No puedes ser tan imprudente, Morgan.

—Sé lo que estoy haciendo —miento.

—No, ciertamente no lo sabes. Él te dijo que quería matarte. ¿Y qué haces? ¿Corres hacia tu muerte? No lo permitiré. Esto es más que estúpido. Lo siento.

—No empieces. No sabes nada de mí, Ian. Apenas me conozco a mí misma, así que no juegues a ser el hermano sobreprotector ahora. Tengo que hacer esto. —Sé que mis palabras lo lastiman, pero Ian puede ser terco.

—¡Estás equivocada! Yo sé cosas sobre ti. Odias ser la damisela en apuros, no te gusta la lluvia, amas ser independiente, y amas sentir la naturaleza porque te sientes parte de ella. —Hace una pausa—. Echas de menos la vista del cielo azul durante el día, porque el azul es tu color favorito. Te gusta correr rápido y saltar por los árboles...

—Detente —lo interrumpo, bajando la cabeza.

—Te conozco —dice tristemente—. No entiendo por qué no me dejas ayudarte. ¿Por qué no puedes hablar conmigo y decirme qué te sucede? Eres la persona más importante en mi vida, así que tengo el derecho de ser sobreprotector. Te necesito, Morgan, eres familia. Entiendo que no es fácil para ti hablar de tu pasado, pero sé que en el fondo quieres ser escuchada. Todos queremos eso. No tienes que soportar esto sola. —No sé que decir—. Y sueno como un humano emocional, lo sé. Tal vez sigo siendo humano dentro de mi corazón. No puedo ser un vampiro de sangre fría como tú dices que debería ser.

—Ian... —Pongo mi índice en sus labios—. Shhhh... —Lo miro directamente a los ojos—. Eres grandioso, no necesitas cambiar nada, eres maravilloso como eres. Lo siento por ser cruel contigo. —Le dedico una sonrisa honesta antes de bajar mi dedo.

—De hecho, disfruto cuando eres una perra. Es divertido. —Me devuelve la sonrisa.

—Es solo que... no estoy lista para hablar. —Las palabras salen de mi boca por sí solas.

—Entiendo —dice Ian—. Solo prométeme que hablarás conmigo cuando estés lista, ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza. Él envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me abraza suavemente. Me sorprende, pero es agradable. He pasado mucho tiempo sin recibir ese tipo de afecto. Se siente tan bien tener a alguien que se preocupa por mí. Entierro mi cara en el hombro desnudo de Ian.

—Gracias por tolerarme —le digo honestamente.

—Es un placer. —Da un paso atrás con una brillante sonrisa en su rostro.

—Tengo que irme. —Le doy la espalda—. Necesito hacer esto sola, por favor. —Necesito hacerlo sola. Además, no quiero que salga herido por culpa.

La Revelación (Almas Perdidas I) [En librerías]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora