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Caminé hacia las gradas de, gimnasio y me senté en las más altas. No pasó mucho cuando él apareció y me divisó hasta arriba de todas las gradas, sentada con las piernas juntas y temblando un poco por miedo a que me hiciera algo malo.

Saludó con su mano y escaló las gradas rápidamente hasta llegar hacia mí. Mi corazón casi se detiene cuando lo vi en frente de mí, tan alto y tan cerca. Se sentó a un lado de mí y me miró. Mi semblante estaba entre incómodo y con miedo. Mucho miedo. Recé porque no me hablará sobre el accidente que tuve con él y Jungkook.

—creí que no vendrías—dijo mirando el gimnasio vacío.

No di respuesta.
Simplemente no podía hablar, su sola presencia me intimidaba. Tragué en seco y él se dio cuenta. Se alejó un poco de mí, quizá tenía en claro que estaba incómoda con su cercanía, y la verdad lo estaba.

—siento incomodarte.—se disculpó mientras me miraba. Yo seguía sin decir palabra. Solo quería que llegara al grano de esta cita y que se fuera. Y parece que mi rostro delataba mis pensamientos, porque comenzó a hablar—. Bueno, te preguntas quizá por qué te cité.
—sí.

Ese 'sí' fue tan seco y tan pequeño que delató todo mi miedo. Porque así me sentía yo, pequeña e indefensa. Kim se relamió los labios y siguió hablando.

—quiero que...
—¡no me golpees, lamento haberte golpeado a ti y a Jungkook en las escaleras, prometo darles mi almuerzo, pero no me hagas nada!—exploté. Ni siquiera lo dejé iniciar su oración cuando saqué todo mi miedo. Cuando me gire hacia él, junté mis manos y apreté mis ojos rogándole que me no me hiciera daño.

Abrí uno de mis ojos para mirar su reacción. Estaba avergonzado y con las manos a la altura de su pecho en signo de que me calmara. Claramente él estaba más asustado que yo por mi reacción. Bajó mis manos juntas y prosiguió.

—no quería hablarte sobre eso, Eunji.—mi rostro cambió—. Quería decirte que...quiero ser tu amigo.

Esa casi me hace reír.

—¿eh?—pregunté confundida.
—quiero ser tu amigo, Eunji—repitió.
—¿por qué?
—porque...eres interesante.—sonrió y me miró a los ojos.

De verdad estaba a punto de reírme. Lo haría yo antes de que él lo hiciera, era claro que estaba jugando conmigo y era una broma. Buena esa, amigo mío.
Entonces con una extraña sonrisa, que más que una sonrisa era una mueca, comencé a reír. Una risa un tanto incómoda.

—hahaha, ha...—reí extrañamente—. ¿Quien te dio la idea de la broma?—pregunté cuando mi incómoda risa se detuvo.

Taehyung alzó una ceja. Su rostro no mostraba diversión o siquiera enojo porque había descubierto su broma. Entonces la mueca de mi risa falsa se convirtió en una de disgusto hasta que mi rostro estaba serio y confundido de nuevo.

—¿no es una broma?—pregunté juntando las cejas. Kim negó con la cabeza.
—L-Lo decía en serio, Eunji—titubeó. ¿Eso es posible? Oye no, la que titubea aquí soy yo.—. Quiero ser tu amigo.—notó que no comprendía la situación. Sacó de su chamarra un bolígrafo y un trozo de papel. Se recargó en la pared detrás de él y escribió lo que parecía ser su número.—. Toma, es mi número.—extendió su mano con el papel. Solo miré el papel y luego lo miré a él. No tomé el papel. Él agitó el papel insistiendo en que lo tomara, pero no lo hice. Tomó mi mano y dejó el papel en ella al ver que yo no lo haría.—. Tienes teléfono, ¿no?—saqué de mi bolsillo mi teléfono.
—solo tengo el número de mi madre y el de mi trabajo.
—pues ahí está el mío.
—¿para que necesitaría tu número?—pregunté.
—para que me llames.

Taehyung se levantó de la grada y las bajó de la misma manera de cuando las subió. Guardé el pequeño papelito y bajé cuidadosamente las escaleras en medio de las gradas. Caminé hacia la estación de autobús y tomé el de mi ruta.


[....]



—Eunji~

¿Y a este que le pasa? Comienza a darme miedo.
Iba detrás de mí, aceleré mi paso pero es más ágil. Logró alcanzarme, detuvo mi brazo y yo me di la vuelta. No lo miré a los ojos, agaché la mirada y no lo miré.

—estuve esperando tu llamada todo el día.—Taehyung me miraba fijamente, lo sabía aunque no le veía los ojos. Me estaba incomodando.
—¿por qué pensaste que iba a llamarte?—pregunté aún sin verlo.
—bufó—. Porque somos amigos.

Mi ceño se frunció. ¿En verdad? ¿Iba en serio? ¿Por qué tanto interés en mí? Creí que la broma ya había acabado.

—¿por qué piensas eso?—pregunté. Seguía sin verlo. Mis pensamientos serán extrovertidos pero mis acciones no.
—¿no somos amigos entonces?

Seguí sin mirarlo. No contesté tampoco. En su lugar suspiré. Taehyung dejó de verme y volteó su cabeza a otro lugar. Suspiró y de nuevo volvió su cabeza hacia mí. Yo no me había movido.

—escucha, te di mi número por algo. Si necesitas algo, llámame.—dio una caricia a mi hombro y se fue. Iba en mi salón, por lo que se metió a la misma aula a la que yo necesitaba entrar.


[...]



—¿Eunji, te encuentras bien?—su pregunta me hizo reaccionar. Mi jefa estaba a un lado mío observándome curiosa—. Llevas como diez minutos limpiando eso mirando a la nada.

Sostenía una bandeja que sí, estaba limpiando, pero no sabía el tiempo exacto que llevaba haciéndolo. Estaba pensando en el comportamiento de Kim Taehyung. Porque, ¿cómo pasó de ser uno de los siete idiomas que se dedican a molestarme, a un chico con imagen dulce que pide ser mi amigo?

Llegaba a la conclusión de que quería algo de mí, quizá quiere apuntes o tener mejores calificaciones como las mías. O algo más sucio.
Como sea, no iba a lograrlo tan fácil.

Mi cabeza se levantó por fin. Mi ceño se frunció al ver a un hombre joven al otro lado de la ventana, observándome. Fijamente, nunca cambió su expresión. Comenzaba a asustarme. Mi jefa cerró el establecimiento y me despedí de ella. Comencé a caminar, sin embargo me percaté que el hombre no dejaba de observarme.

En verdad no se detuvo. Avanzaba unos pasos cuando veía que me estaba alejando. Traté de no entrar en pánico. Caminé hacia una librería que estaba cerca, el hombre seguía mirándome fijamente unos diez metros afuera de la librería. Me situé en una esquina del lugar y saqué mi teléfono.

No quise molestar a mi jefa, ella de seguro está cansada y no tiene tiempo para acompañarme a casa. Por otro lado, mi madre está a punto de salir del trabajo, podría esperarla aquí y que me recoja. Así que marqué su número. La primera vez no contestó, ni la tercera, ni la quinta, ni la octava. No iba a contestar.

Mi crédito estaba a punto de acabarse y probablemente sólo me quedaba la oportunidad de llamar tres veces a alguien más. Mis dos opciones más viables no estaban disponibles ya, y entrando un poco en pánico recordé que tenía un tercer número al cual recorrer. Uno que había estado esperando mi llamada todo el día de ayer.

HATE | Kim Taehyung Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt