Capítulo 11: Mentiras forzosas.

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- Lo siento Suss, no estoy acostumbrada a estar con tanta gente. Las multitudes me agobian un poco. – confesé poniendo mi cara de niña buena.

Debía comportarme mejor con mi prima, ella no tenía la culpa de nada de lo que me pasaba. No tenía la culpa de que mi “jefe” me mandara aquí en una misión de encontrarme a mi misma y que en lugar de eso, lo que había acabado encontrado haya sido a una de las cuatro personas más importantes para el futuro de la humanidad.

Ella nunca debía de saber esto, era mucho mejor para ella vivir en la ignorancia que saber la verdad. Tenía que distraer esta conversación, llevarla a terrenos en los que ella se sintiera cómoda y yo poder entablar una relación más próxima con ella.

- ¿Qué crees que debo ponerme para lo de mañana? – dije sabiendo que este tema le iba a encantar.

Y no me equivoqué, su sonrisa fue tal que pareció iluminar la calle con sus dientes. Acabó contagiándome la sonrisa y mostrándola, por primera vez desde que había llegado, una sonrisa sincera y verdadera.

- ¿Te refieres para tu “no cita”? – dijo con sorna. Yo acepté con la cabeza. – Pues verás, yo me pondría bañador, a Will le encanta el mar. Pero habéis quedado muy pronto y seguro que te llevará en moto, así que cogería también una chaqueta para el camino.

¿En moto? ¿con Will? No había caído en eso. Un sudor frío empezó a recorrerme por la espalda. ¿Cómo era posible que me diese miedo montar en moto? A mí, que he luchado contra cosas mucho peores que esto.

Llegamos a casa y tía Margaret ya tenía la cena lista. Yo cené sin muchas ganas, seguía con esa sensación extraña por montar en moto. Lo que provocó que mi tía se preocupara por mi falta de apetito. Intenté disuadirla diciéndola que habíamos estado comiendo chucherías en la plaza, pero no fue hasta que mi prima lo corroboró cuando se quedó tranquila.

Después de la cena vino la peor parte, mi tía quería saber cosas de mí, cosas como ¿el instituto? ¿el lugar donde vivía? ¿si tenía amigos? ¿si tenía novio? ¿Cómo se comportaba Ralph conmigo? ¿si era severo o si por lo contrario me dejaba a mi aire?

Vale, ya sé que son preguntas normales para un familiar que ve a la hija de su hermana muerta después de muchos años. Pero para mí, todas esas preguntas conllevaban a la mentira y no me gusta mentir.

Intenté hacerlo lo menos posible. La parte de Ralph fue sincera, dije que era bueno conmigo pero que me dejaba a mi aire. También dije que era buena estudiante, aunque ellos no supieran que era lo que estudiaba. Pero para lo que mentí y mucho, fue para la parte social. Dije que tenía unos cuantos buenos amigos, no muchos porque no me gustaba la multitud, pero sí unos cuantos. Mentira, no tenía a nadie más que a Ralph en mi vida.

Y por fin, tras unos falsos bostezos para agilizar el proceso, me dejaron irme a la cama. Sussan me siguió hasta mi cuarto y se tumbó en la cama mirándome con mucha atención.

- Antes de que te vayas a dormir, ¿Cómo saldrás sin que te vean? – dijo ella con una mirada divertida.

- Por la ventana, ¿por dónde si no? - Ella me miró con la boca abierta, como si no se esperase la respuesta. – Si tu madre se levanta y nota mi ausencia, dila que te dije que saldría a correr. Me llevaré el móvil, no te preocupes. Si pasa algo o si quiere cotejar la información, que me llame.

Ella seguía con la boca abierta, no la entendía pero tampoco dediqué mucho tiempo a intentarlo. Empecé a sacar la ropa para mañana, cogí unos pantalones largos azules y una camiseta blanca muy fina y algo trasparente, pero llevaría el bañador y una chaqueta, así que sin problemas. O eso pensaba yo.

- ¿No irás a llevar ese bañador? – me dijo mi prima muy indignada.

En serio empezaba a preocuparme, esto debe de ser personalidad múltiple, seguro.

Saga Elementos III: AguaWhere stories live. Discover now