2. El instinto es más fuerte

Start from the beginning
                                    

Caroline arqueó una ceja, justo cuando Edén aparecía con un paquete de papas fritas en las manos.

—¿Hacer qué?

—Mear a Luca —contestó Caroline, poniendo los ojos en blanco—. Me refería a hablar, tonta. A saludar y charlar. Hacemos como que pasamos por ahí, disimuladamente, y ustedes tantean la situación.

—Ah, sí —Edén se metió una papa en la boca—. La chica le dijo a Holly que deseaba hacer amigas en todos los cursos. Vayamos.

Cinthia empezó a negar; yo también, pero por diferentes motivos. No me daba miedo hablarle a Luca. Me daba miedo matarlo. Si estaba tan desesperada como pensaba, que incluso había estado tentada de robarle a Cin, no sabía cómo iba a nublarse mi mente cerca de él.

—Oh, vamos —Caroline me agarró del brazo. Estuve a punto de echar raíces en el suelo y mi amiga empezó a patinarse en el suelo, incapaz de moverme—. ¡Aumentaste 50 kilos de golpe o qué! —gritó, y tuve que aflojar la fuerza sobre mis talones. Era antinatural para ellas y casi que lo olvidaba.

Dejé que Caroline me arrastrara, conteniendo el aire, sabiendo que era una prueba de fuego que debería pasar a toda costa. Si le hacia algo a Luca, estaba perdida; adiós a lo que intentaba reconstruir de mi vida.

Edén tiró de Cinthia y nos acercamos y nos vimos obligadas a caminar con mayor normalidad. Le sonreí al grupo y Caroline fue la primera en meterse entre los varones y un par de chicas de 5to C para presentarse. La seguí y detrás de mi vinieron las demás.

—Caroline Ricci, Serena Haider, Cinthia Capiello y Edén González —nombró Caro, por todas. La chica nueva asintió y se inclinó para besarnos la mejilla. Me moví lo suficientemente rápido como para que no llegase a tocarme. Estaba más asustada que trastornada por lo que Lucas emitía, como un efluvio danzante a su alrededor, que no descartaba confundirme y darle duro a la chica nueva.

—Un placer. Soy Nora —añadió, un poco cortada por mi alejamiento. Al final, no había pasado desapercibido para nadie.

«Perfecto, Serena. Qué normal eres», rezongué, para mi interior. Que mis amigas ya supieran que yo estaba rara era una cosa, pero que todo el mundo notara que era anormal era otra.

—Y Caroline es la persona más habladora e insoportable de todo el mundo —se metió Alan, pasando un brazo por encima de los hombros de Nora. Detrás de mí, Cinthia hizo un sonido extraño—. Y bueno, Serena no habla mucho, nunca.

Giré la cabeza hacia él, notando su tono de suficiente mezclado con aburrimiento. No era uno especialmente agresivo, pero me molestó

—Es que no tengo nada para decirte, como justo ahora —ironicé, un tanto mordaz.

Alan apretó los labios, pero no estaba molesto, no se lo tomó tan personal como yo me había tomado sus palabras. Me dije que era mi ansiedad la que me forzaba a reaccionar de más. Me retiré hacia atrás mientras él le hablaba a Nora de Edén, sobre que ella era la chica de la que querrías copiarte de las tareas, y por último de Cinthia, que casi dio un respingo al oír su nombre.

—Y pues Cin es como la bebecita del grupo —dijo, estirando una mano para apretarle el cachete a mi amiga. Su cara se puso roja y Edén tuvo que sostenerla de un brazo. Quise reírme, pero Caroline me empujó cerca de Luca y me tocó concentrarme—. Buenas chicas, buenas chicas.

—Como tú, por supuesto —dijo Caroline.

—Si, claro —se rio Luca, que de pronto, de la nada estaba junto a mí. Me tapé la boca, para no maldecir—. Caroline, Alan me ha dicho que tu lo has golpeado varias veces. ¿Cuáles fueron los fantásticos motivos y dónde estaba yo que me perdí eso? —bromeó.

Suspiros Robados (Libro 1) [Disponible en librerías]Where stories live. Discover now