— Lo que quiso decir el pecoso es que te ves horrible. — Fitz se caracterizaba por ser tan "honesta".

— ¡Sabes que no quise decir eso! — se defendió y sacudió la cabeza frenéticamente negando el hecho.

— No lo dijiste, pero lo pensaste. No te preocupes, yo creo lo mismo. — explicó muy segura, pero poco sabía ella que Charlotte no le estaba prestando la más mínima atención.

— ¿Lottie? — El muchacho intentó llamar su atención sin éxito. La protégée de Midford estaba totalmente perdida en sus pensamientos.

Ocupando uno de los asientos de la misma mesa en la que se encontraba su distraída amiga, Aly se propuso averiguar qué es lo que le sucedía a la castaña.

— Cuando hablé con Midford en la entrada, creí que él estaba exagerando — Automáticamente Charlotte giró a verla —. Al parecer, ese hombre sabe más de ti que yo, que soy tu amiga...— Con cada palabra, la ex princesa parecía asustarse ¿Es que Midford se había atrevido a decirle algo?

¡Dios mío! De ser el caso, no podría volverla a ver a los ojos, puesto que Alice le haría un millón de preguntas. Además, le reprocharía el no haberle contado todo antes.

— ¿Qué te dijo Gabriel? — fue lo único que atinó a decir, plasmando una expresión neutral en su rostro.

¿Gabriel?

¿Gabriel?replicó esta vez Jeremy, que también había tomado asiento en la misma mesa — ¿Desde cuándo lo llamas por su nombre? — No contó con que alguien poco curioso como él le hiciera ese tipo de pregunta.

Que llamara a su guardaespaldas por su nombre también llamó la atención de Fitz, aunque en realidad hizo más que eso, despertó cierta sospecha en ella, una que ya tenía desde hace un tiempo.

— ¿Charlotte? Te hizo una pregunta.

— Desde no hace mucho en realidad — respondió —, sólo que llamarlo por su apellido comenzó a molestarme. — No, no había convencido a ninguno de los presentes, es más, ni ella misma creyó en sus palabras.

— ¡Vaya! Eso es nuevo, ¿no lo crees, Jeremy? — Este sólo asintió.

— ¿Y bien? — Charlotte se acomodó en la silla y se volvió con una pequeña sonrisa hacia la jovencita — ¿Qué fue lo que te dijo Gabriel sobre mí?

Aly aclaró la garganta y luego habló:

— Eh...cariño — A veces llamaba así a Kauffman — ¿Qué tal si vas por todo lo que te pedí?

— ¡Oh! Te refieres a los pastelillos y a la tarta de manzana. — Ella asintió y él que no era ningún tonto, había adivinado las verdaderas intenciones de su mejor amiga.

— ¡Ah! Y unas galletas de avena también. — añadió.

— Traeré dos cafés bien cargados, pues parece que nuestra pequeña Charlotte no pasó una buena noche.

La hermosa castaña esbozó una dulce sonrisa de agradecimiento al muchacho.

Gracias.

No hay de qué, Lottie.

— Sí, sí, lo que sea — parloteó y agitó la mano —, esos rollos de canela no se comprarán solos, Kauffman.

— Ya voy, mandona.

— ¡Vete ya, pelos de zanahoria! — Una vez que Jeremy desapareció, Aly fue directamente al grano: —. Con lo que le pedí tardará un buen rato —, así que tenemos todo el tiempo del mundo para que me cuentes todo respecto a tu querido Gabriel, porque estoy convencida que Stephan no es la razón detrás de tu falta de sueño. Ni te tomes la molestia de negarlo, Luttenberger, te conozco muy bien para permitir que me mientas descaradamente.

El Secreto de la PrincesaWhere stories live. Discover now