Prefacio

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Prefacio

Estaba a punto de correrse y por eso cada embiste era más profundo y más seguido del otro.

-¿Te gusta? -preguntó lascivamente a su rubio acompañante para después clavarle las uñas en la espalda dejándole marcas rojas.

El más pequeño apenas podía hablar debido al gran placer que sentía en esos momentos, solo podía responder con fuertes alaridos los cuales motivaban a Louis a moverse aún con mayor brusquedad dentro del chico.

-Ahhhhh - gritó el rubio al momento en que sentía como orgasmo se apoderaba de cada centímetro de su cuerpo y ser. - Eres increíble.

-Lo sé - respondió Louis mientras se incorporaba para ver mejor al chico. Lo acercó a él y lo besó de forma ruda mientras se deleitaba con el sabor de la sangre que tenía el rubio en el labio, era sangre provocada por un fuerte golpe propinado por Louis.

Eso era lo que le ponía a Louis, tener a los chicos a su merced y cuando estuviesen así, esperando y añorándolo, tratarlos como la basura que eran. Le gustaba golpearlos, hacerles saber que era él quien mandaba, porque tenía el dinero, la posibilidad pero sobre todo tenía el poder. El poder de reducir una persona a cenizas, a nada...a un simple pedazo de materia que solo sirviera para poder saciar sus retorcidos pero gloriosos deseos carnales.

Aún recordaba la primera vez que había hecho algo así, tenía si no mal recordaba unos dieciséis años. Ese día había estado follando como loco con su novio de aquel tiempo: Nick Grimmshaw, y como era costumbre siempre reñían sobre a quién le tocaba metérsela al otro. Era el turno de Nick de hacerla de activo y, como siempre, Louis ponía miles de excusas para que no pasara eso. Al chico le molestaba tener que ser dominado, no, eso no era para él, él dominaba y punto. Así que eso le molestó tanto que se dejó guiar por sus instintos y golpeó a Nick en la nariz y labio lo cual provocó que éste sangrara al instante.

-¿Qué puta madre te pasa, Louis? -preguntó Nick colmado de ira.

-No lo sé, Nick. Se me ha pasado la mano pero... -dijo Louis con la voz excitada

-¿Pero qué, idiota? -preguntó Nick aún enojado por el fuerte revés que Louis había descargado en su fina cara.

-Te ves extremadamente delicioso con ese hilo de sangre en esos perfectos labios -exclamó Louis con sensualidad mientras se aproximaba hacia su novio y le pasaba la lengua por los finos labios, limpiando todo rastro de sangre que hubiera en él.

Ese pequeño detalle hizo que ambos chicos se excitaran a más no poder y que terminaran haciéndolo no menos de tres veces más.

A partir de ese instante, todo un mundo nuevo de posibilidades y nuevas cosas se abrió ante sus ojos y él pensaba explorar todos y cada uno de esos extraños y hasta peligrosos placeres. Y así había sido, el Louis de dieciséis años estaría completamente orgulloso del Louis actual de 25 años. El hombre era toda una eminencia: era extremada y asquerosamente millonario, poseía varias empresas de vinos y demás bebidas alcohólicas, sin mencionar que tenía más de diez casas valuadas en no menos de 50 millones de dólares cada una. Era muy inteligente y por lo mismo había sabido sacar adelante las empresas de su padre, la cuales había dejado en bancarrota después de su muerte. Tenía un físico de infarto; era alto, medía casi 1.90 lo cual hacia que su aspecto fuera imponente. Era imposible que llegara a algún lugar y que no fuera el centro de atracción. Tenía un cuerpo perfecto, trabajado en el gimnasio pero sin exagerar porque nunca le habían gustado los tíos demasiado cachas. Y qué decir de su rostro, era poseedor de unos ojos color azul que dejaban a las personas sin habla. Su mirada era profunda y pesada. Ninguna persona podía sostenerle la mirada por más de unos segundos debido al poder que ésta tenía, sus cejas eran gruesas y tenía largas y espesas pestañas. Su cabello era castaño y como lo tenía un poco largo siempre se lo despeinaba con los dedos, lo cual siempre le daba un toque de informalidad a sus atuendos pese a que casi siempre vestía de traje. Era el hombre perfecto para cualquiera. Tanto hombres como mujeres siempre solían acercarse a él con la esperanza de poder llamar su atención lo cual nunca sucedía. Cuando a Louis le gustaba alguien siempre era del sexo masculino, no había cambios, así había desde siempre y así era como él estaba conforme, pero él era extremadamente exigente en sus gustos y cuando por fin conocía a algún chico que le gustara lo suficiente, casi siempre huían al descubrir las perversiones a las cuales Louis estaba acostumbrado. Era por eso que en lugar de estar en casa con alguien a quien amara, estaba ahí, en "Sturm und Drang", follándose a un chico cuyo nombre ni siquiera sabía pero que tampoco le importaba saber, estaba ahí, atándolo a la cama y dándole azotes, todo tipo de golpes, mordidas e inclusive quemándolo con cigarrillos. En fin, todo lo que lastimara al chico y lo excitara a él.

Ashes [AU: Larry Stylinson]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant