Miró los diez centimetros que se separaban ¿debía ir? Cerró su ventana y decidió seguir con su rutina, pero cuando bajaba las escaleras la preocupación aumentaba.

Golpeó el piso con el pequeño tacón de sus botas y regresó, abrió de mala gana la ventana para saltar el barandal.

-- Se te hará tarde -- alzó la voz aún lo suficientemente cerca del barandal para escapar por si se arrepentía, pero no recibió respuesta. Dio unos pasos más y lo escuchó toser.

Dejó de lado su orgullo y se acercó para quitarle las sábanas -- Boruto -- lo zarandeó, pero no respondió.

Lo tomó de su hombro y lo dejó boca arriba y su corazón se aceleró.
Sus cabellos estaban húmedos por sudor y respiraba con dificultad, practicamente estaba delirando.

-- ¡Boruto! -- tocó su rostro y estaba hirviendo mientras su pecho subía y bajaba frenéticamente.

Bajó de prisa y tomó lo primero que encontró para llenarlo con agua helada, al entrar de nuevo cerró la ventana, sumergió un trapó en el vasija y lo coloco con cuidado en su frente.

-- ¡Estúpido! -- exclamó enojada con ella misma mientras desabotonaba su camiseta.

Se aseguró de que la habitación estuviese completamente cerrada, debía estar ventilado, pero no con el tremendo clima que había afuera. Encendió el ventilador del techo y le quitó las sábanas. Sus manos temblaron cuando le alzaba la ultima camiseta, negó de inmediato y siguió con su trabajo.

Tomó otro pañuelo y lo colocó en su pecho mientras buscaba un termómetro.

-- Ni eso tienes -- chasqueo la lengua y corrio a su cuarto para ir por el suyo. Separó sus labios y lo colocó mientras le cambiaba los paños.
Miró la hora: cinco treinta, ya no tenía caso ir a la academía, Chou la mataría.

El termómetro emitió un pequeño sonido y ella lo retiró para mirar.

-- Cuarenta y dos -- su voz se quebró mientras acariciaba su rostro -- en verdad eres un idiota.

Siguió con el procedimiento de cambiar paños cada vez quedaban tibios. Tomó de nuevo la temperatura y comprobó que disminuía.

-- No se te ocurra hacer una estúpides.

Salió de prisa del departamento y entró en su auto, la última vez que condujo uno fue el de su tio y termino estrellado en un puente, no importo ya que podía conseguir otro, pero este era de Boruto. Suspiro y encendió el motor: tenía que darse prisa.

Lo primero que hizo fue llegar a una farmacia y pedir un analgésico al igual que un suero para salir nuevamente.

-- ¿Sarada?

Esa voz...no quería voltear, maldijo a lo bajo "Sumire" paso de largo no tenía tiempo para charlar además por dentro se sentía algo enojada, ella fue la última en estar con Boruto y no notó que estaba enfermo. Se supone que es enfermera ¿por qué le permitio abrir la ventana?

-- Debería conocer un poco a su futuro esposo -- masculló mientras salía corriendo para ir al lugar apartado en donde estacionó el auto.

Después de volar su basurero entro de nuevo lo más rápido que pudo. Al llegar tomó de nuevo su temperatura y seguía igual, debía tomar el analgésico.

-- Boruto... -- lo zarándeo para que despierta -- tienes que tomar esto -- sacó la pastilla -- ¡Boruto!

Bufó al ver que no se inmutaba, sabía algo de enfermeria y si le metía la pastilla solo así podía asfixiarse además de que lo más probable es que tenga inflamada la garganta.
Podía hacerla añicos, pero se quedaría en su lengua o paladar.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon