Lo que la noche calla.

Parte 1: El comienzo del fin.

El sonido de los coches provenientes del exterior me despertó,mi cuerpo adormecido y mi mente poco lúcida lograron con cierta dificultad alcazar mi teléfono, el cual, estaba escondido en algún rincónentre mis sábana, cuando al fin logré encontrarlo, la luz me cegópor unos instantes, una vez mis ojos acostumbrados a ese brillo pudéver la hora, la pantalla marcaba las 12:30 del medio día, me quedeahí, durante lo que me parecióuna eternidad decidiendo si valdría la pena si quiera salir de lacama. Era lunes, y como cualquier otro día de la semana, yo eraincapaza de levantarme a pesar de las clases y de los muchosquehaceres que me atendían desde hacía ya al menos tres semanas.

Conun suspiro de resignacióny un esfuerzo sobrehumano me levanté de la cama direcciónal baño, una vez frente el espejo, el horror de ver mi propio reflejo measustó,mi pelo era una marañaoscura, la cual no había lavado ni peinado desde hacía al menos unasemana, mis dientes comenzaban a tomar un color amarrillento a causade mi falta de higiene bucal, enormes ojeras negras decoraban misojos rojos, acostumbrados al uso excesivo de mi teléfonoen las noches. Me quedé ahí, parada observando el desecho en el queme había convertido a través de los últimos meses. Pronto cumpliría 22 añosy a diferencia de todos mis compañerosde clase a los que todo parecía irles bien, con objetivos y sueños que cumplir, yo me encontraba, por decirlo de alguna forma, en unaespecie de crisis de no saber nada. Es decir, que hasta ahoraentonces nunca tuve idea alguna de lo que quería y ni de quién era.Desde muy pequeña,siempre había sido como una esponja, la cual observa, aprende yluego imita lo que ve. Esto hacía de mi alguien de poco interés; nimuy aburrida, ni muy interesante, solo una más.

Elsonido del teléfono me saca de mi ensimismamiento, dejo que suene unpar de veces antes de contestar.

-¿Allo?-mi voz suena apagada

-¿Estabastodavía dormida? ¿Notenías hoy clase a las 10:30 ?- pregunta la voz energética de mihermana mayor.

-Si,estoy bien gracias por preguntar, ¿tú cómohas estado?- Respondo con sarcasmo.

Mihermana mayor era profesora, acaba de graduarse con honores, durantetoda mi vida siempre la admiré, no por el hecho de ser un genio conpatas, sino más bien por ser todo lo que yo nunca podría ser. Alma,era simpre el centro de atenciónallá donde fuera, su físico increíble y su personalidad seductorahacían de ella alguien a quien todo el mundo quería teneralrededor, dejando esto de lado, lo que siempre había envidiado deella, porque para que mentirse, la envidiaba, era su forma de ser yde tener las cosas siempre claras, desde que tengo uso de memoría la he visto alcanzar cada una de sus metas haciendome sentirorgullosa de tener alguien tan valiente y fuerte como ejemplo aseguir.

Pero,con los años,esta admiraciónempezóa convertirse en rencor, ya que incapaz de seguir sus pasos, mispadres, los cuales solo deseaban ver resultados empezaron a vermecomo la fracasada de la familia, en lo cual, con el tiemp, muchasburlas y desprecios y noches enteras de insomio, me convertí.

-¡Qué graciosa eres! ¿Hashablado con tus padres ? - su interrogatorio continua, mientras mevuelvo a tumbar en la cama – Mi madre dice que hace tiempo que nollamas a casa.

-Podríallamar ella si tanto quiere hablar conmigo.

-Yasabes como son, eres tú la que tiene que llamar.

-"Nosotrote dimos la vida" - imito a mi madre en uno de sus muchos monólogos que realizaba y sigue realizando para hacernos culpabilizar porcualquier cosa, incluso cuando no es nuestra la culpa.

-Exactamente,además que te cuesta llamar y hablar con ellos aunque solo sea cincominutos, te echan de menos.

Merio.

-No,lo que echan de menos es tenerme controlada para que no acabasolterona y sin trabajo ya que eso haría de ellos el hazmereir de lafamilia.

Oigocomo suspira, de forma prolongada antes de contestar.

-Bueno...a lo mejor si hiciese algo con tu vida que no fuese dormir y darlesdecepciones dejarían de preocuparse.

Golpebajo, muy bajo, siento como mis ojos se llenan de lágrimas mientras con esfuerzo contesto con el tono másnatural posible.

-¡Qué te den!

Ycuelgo.