ᴀᴍᴀɴᴛᴇꜱ #1 (ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ)

25

RUGGERO.

Acabo de llegar a la empresa, ya es lunes de nuevo, y debo volver a mis labores.

Me acerco a la secretaria de la empresa y le pregunto:

-Secretaria, ¿Llego algún llamado o mensaje para mí?-Le pregunto con mucha amabilidad.

-Si señor, hay algunos llamados-Me dice ella-Los pedidos que hizo el señor Pasquarelli, ya llegarán esta tarde.

-Perfecto, siempre tan eficiente señorita.

Le digo y me estoy por ir a la oficina cuando de nuevo ella me llama.

-Joven Pasquarelli, ha venido una persona buscándolo a usted.

-¿Quien?

-No me ha querido decir su nombre, es más o menos de su edad, dijo que era familiar suyo.

-¿Donde está?

-En su oficina, ha insistido mucho para entrar, pero como dijo que era familiar de usted...-La interrumpo.

-No hay problema, gracias por avisarme.

Me dirijo a mi oficina, abro la puerta, y veo un hombre de espalda, mirando por la ventana del gran edificio.

Es alto, de tez morocho, pelo marrón.

Cierro la puerta, haciendo que esa persona se diera vuelta.

No lo puedo creer.

Mis ojos no creen lo que están viendo.

El?

Mi hermano Leonardo.

¿Qué hace el aquí?

-Leonardo-Digo sorprendido.

-Hola, hermano.

-¿Que haces aquí?

-¿No te da gusto verme?

-Si... Osea no te esperaba, pero que bueno que estés aquí.

Me acerco a él y nos damos un fuertes abrazo.

Hacia años no lo veía, el se había quedado en Italia.

Es bueno tenerlo devuelta.

-¿Que se te dió por vení a Buenos Aires?

-Decidí venir a ver a mi hermanito, y a nuestros padres, ¿Como estan?

-Ellos están muy bien, y Leonardo, no te creo que vienes a verme a mí, ¿A qué viniste?

Su sonrisa se borra, al ver que yo tengo la razón.

-Me ofende que pienses eso de mi Ruggero.

Todo lo que dice, lo dice en sarcasmo, nunca se toma nada enserio.

-Me gustaria que hablemos en otro lado-Le digo-¿Qué tal si vamos al café de acá a la vuelta?

-Me parece muy bien, vamos, hermano.

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-¿Qué van a pedir los señores?-Pregunta la moza.

-Un cafe-Pido yo y veo que anota en su libreta y después mira a Leonardo.

-Eh, lo mismo, señorita.

-Okey, entonces dos cafés, ¿Algo para acompañar?-Nos pregunta.

-No, no gracias-Le digo.

Ella asiente y se va al mostrador a encargar los pedidos.

-Mamasita, mira ese trasero-Refiriendose al de la moza, porque tenía una falda negra ajustada-Le haría tantas cosas si la tuviera en privado.

-Bueno veo que eso en ti no ha cambiado, sigues igual en ese sentido.

-Vamos Ruggero, no te hagas el santo-Me dice obvio-Ahora me vas a salir que cuando vez algo tan provocativo, como un buen culo y un par de tetas, ¿No te exitas?

-Yo eso me lo guardo para el privado, no me gusta ventilar mi vida personal.

-Esta bien, si tú lo dices señor reservado.

-Mejor hablemos, ¿Qué se te ha dado por venir a Buenos Aires? Mejor dicho, ¿Qué se te ha dado que vienes a Argentina?

-Bueno, verás...-El se quedó callado pero ya no me estaba mirando, se paro de la silla-Hola, nena.

Le dijo, a una mujer que pasaba caminando, no cualquier mujer, Karol.

-¿Perdón? ¿Nos conocemos?-Pregunto ella confundida.

-Nos vimos el otro día en la salida, Leonardo-Dice el recordándole su nombre.

-Ah Leonardo, si te recuerdo, qué gusto verte de nuevo-Se saludan con un beso en la mejilla, y su mirada se conecta con la mía, después la vuelve a el-Pense que no te volveria a ver.

-Nos podemos volver a encontrar, y terminar lo qué empezamos-Dice el con un tono coqueto.

-Ruggero, ¿Qué haces tú aquí?-Me Pregunto Karol.

-Yo con mi hermano, la pregunta es qué haces tú por aquí.

-¿Se conocen?-Pregunta Leonardo.

-Compañeros de trabajo en la empresa-Digo yo.

-Si compañeros, nada mas-Le sonrie Karol a Leonardo-¿Cuando nos podemos ver?

-Cuando tu quieras hermosa-Besa su mano.

-Te paso mi número, ¿Y arreglamos?

-Leonardo-Digo y sus miradas caen sobre mi-¿A que vinimos? ¿A platicar o a que intercambies números?

Karol me miro con una sonrisa pícara y siguió hablando.

-Dame tu celular y te agendo mi número-El se lo entrega y lo escribe-Listo, adiós bombón, adiós Ruggero.