Iris se había ido. Jake se había ido.

En la sala llena de gente, estaba sola.

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Todo estaba bien.

Hice todo lo posible para creer en esas tres palabras, incluso si sonaban increíblemente ridículas teniendo en cuenta la situación con la que tenía que lidiar. Desde que decidí compartir una parte de mí mente con todos hacía unos días, mi vida había cambiado a algo que la gente llamaba vivir en el infierno. Ser constantemente humillada, ser golpeada en clase de gimnasia, escuchar a la gente queriendo que me muriera o desapareciera, o ser golpeada por objetos voladores como bolas de papel o comida no era algo a lo que estuviera acostumbrada. La situación era extrema, pero estaba bien con eso. Tenía que estarlo.

Pero después de tres días, no importaba cuánto tratara de convencerme, finalmente admití que no. Una vez más había fallado miserablemente. La crisis llegó el día anterior y terminé llorando histéricamente en los brazos de mi madre después de que ella me preguntara, con una preocupación escrita en su rostro, si todo estaba bien. Por supuesto, no tardó en darse cuenta de que no solo estaba teniendo un mal día, incluso si no decía una sola palabra sobre la situación en clase. Los padres tenían ese sentido que les informaba cuando el mundo de sus hijos se derrumbaba. El mío ya estaba destruido y probablemente le dolió verlo. Me sorprendió mucho lo abrumador que se sentía estar sola durante las clases y en los almuerzos, cuánto anhelaba mis conversaciones con Iris, que ahora también me odiaba, cuándo necesitaba el apoyo de Jake después de que decidiera desaparecer.

Cuánto extrañaba a Walter.

Tal vez es por eso que el mensaje que recibí de mi madre por la mañana realmente no me asustó, como siempre lo hacía. De hecho, sentí algún tipo de consuelo y alivio que no pude encontrar en los últimos días.

Apartando el libro de matemáticas, estiré los brazos doloridos, mirando a mí alrededor solo para darme cuenta de que estaba sola en la biblioteca. Bueno, casi sola porque una pareja estaba detrás en la estantería sobre la Segunda Guerra Mundial. Puse los ojos en la última página que estaba mirando, distrayéndome de la vista desagradable, y me di cuenta de inmediato que no recordaba nada de nada, aunque lo estuve leyendo durante más de treinta minutos. Maldita sea, en estos días tenía peor concentración que un pez dorado.

Suspirando pesadamente, recogí las cosas, las puse en la mochila y decidí pasar el resto del descanso en el patio. Estudiar era inútil de todos modos así que al menos podría tomar un poco de aire fresco en lugar de estar sentada en la biblioteca mal ventilada. Me dirigí a la entrada principal, pasando por la sección de historia y los mismos adolescentes que estaban ocupados intercambiando saliva, y cuando puse la mano en el pomo de la puerta alguien empujó la puerta antes de que tuviera la oportunidad de hacerlo yo. Di un paso atrás para evitar que me golpearan en la cara. El tipo que apareció frente a mí, me lanzó una mirada desagradable y fijó sus ojos en la pareja que estaba detrás de mí.

- ¡Dejadlo para después! –gritó a pesar del hecho de que estábamos en la biblioteca, obviamente ignorando un gran cartel colgado en la pared junto a él, en donde estaba escrita en letras mayúscula la palabra "silencio". Cuando la chica se las arregló para separarse de su novio, mirando con las cejas furiosamente fruncidas, el tipo que abrió la puerta sonrió con satisfacción antes de volver a hablar-. Jake y Walter están peleando en el gimnasio, seguramente no querrás perdértelo.

¡Mierda!

Un escalofrío estremeció mi cuerpo. ¿Acababa de escuchar correctamente? ¿Estaba diciendo la verdad? No podía decir si estaba más sorprendida por el hecho de que esos dos estaban en la escuela o que se estaban pegando. Pero Jake peleando con Walter sonaba ridículo. Eran amigos, ¿no? No había ninguna razón para que esos dos se lastimaran. ¿Era... culpa mía otra vez? Sin pensar mucho, corrí por el pasillo hacia el segundo piso donde estaba el gimnasio. Tenía que descubrir qué estaba pasando y evitar que hicieran algo estúpido, algo de lo que se arrepentirían más tarde.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora