Durante los últimos días Ronan se había convertido rápidamente en una especie de líder; estoy seguro de no hablar solo por mí cuando digo que lo encontré bastante reconfortante. No quería menospreciar a Seth ni mucho menos lo creía un completo inútil, pero la última vez había dejado que Noah los guiase y solo fue una cuestión de suerte que no los encontrasen, por lo que fue reconfortante saber que él no tomaba las grandes decisiones pese a ser el mayor de todos.

Yoel, por su parte, también era un gran pilar para el grupo, aunque a diferencia de Ronan, que inspiraba respeto, él daba más bien miedo. Solo Aidan parecía sentirse realmente cómodo en su presencia, lo cual era de sorprender teniendo en cuenta que le asustaba todo.

—Deberíamos establecer una ruta para llegar hasta Illya —propuse yo.

—El mocoso tiene razón. Una vez que estemos ahí fuera nada impedirá que Los Oscuros nos despellejen si nos encontramos con ellos. Debemos establecer la ruta más rápida y segura posible —dijo Yoel, apontocado contra el tronco de un árbol con los ojos cerrados y pronunciadas ojeras bajo estos.

Pese a darme la razón, le dirigí una mirada cargada de indignación, como siempre que me llamaba mocoso. Para empezar no era tan pequeño, y para terminar no me daba la gana de que me viniesen con aires de superioridad. Me juré a mí mismo que un día haría que se arrepintiese de todo ese desprecio, y así mismo se lo habría dicho sino hubiese estado seguro de que me estrangularía por ello.

—Está bien, hagamos eso —accedió Ronan mirándome con un gesto de disculpa, mientras hacía señas a los demás para que se acercasen. Sabía que cualquier toque de atención que le diese a Yoel acabaría en pelea, y era lo último que necesitábamos en aquellos momentos—. ¿Alguno sabe dibujar un mapa? No tiene por qué ser algo muy elaborado.

—Thomas —contestaron Seth y Noah al unísono. El menor miró al susodicho inseguro, antes de murmurar lo siguiente: — Thomas es muy bueno dibujando cualquier cosa, estoy seguro de que podría hacer un mapa sin problemas.

Ahora nos tocó el turno al resto de dirigir nuestra atención hacia el chico. Ni siquiera se había molestado en acercarse al grupo; permanecía sentado en una esquina de la carreta, dándonos la espalda. Apenas se había movido de ahí durante las pasadas horas, y solo Seth había conseguido hacerle levantarse para comer algo.

Pensé que no nos había escuchado, o que si lo había hecho no iba a participar en nada de aquello, por lo que me dispuse a coger un palo con el que escribir sobre la tierra, tratando de recordar los mapas de Luarte y de Prymrai en general que había visto de mi padre.

—Tommy. Necesitamos tu ayuda.

Para mi sorpresa, eso es todo lo que Seth necesitó para hacer que Thomas volviese a la vida, o al menos para que se pusiese en pie, suspirando, y se acercase hasta nosotros sin mirarnos.

Con cuidado, le pasé el palo que había cogido, con miedo de que si hacía un movimiento demasiado brusco lo espantaría. En lugar de eso, en seguida se puso a garabatear en el suelo con una maestría que nos dejó petrificados. Dibujó un enorme círculo, simulando la muralla, las puertas, la ciudad, el lugar en el que nos encontrábamos aproximadamente e incluso el granero en el que por poco nos matan, entre otros muchos detalles que cualquiera habría encontrado increíblemente minuciosos.

Continuó su elaborada representación mientras se movía hacia atrás, agachado. Yoel se apartó de su trayectoria sin mostrarse muy impresionado, mientras que a su lado Aidan observaba a Thomas con la boca entreabierta.

Con un último trazo, Thomas cerró el círculo que representaba a la muralla de Illya, dando por finalizado el improvisado mapa.

—Nosotros estamos aquí —comentó con voz apagada, señalando nuestra posición—. Y tenemos que llegar hasta aquí.

ASESINOS DE ALMASWhere stories live. Discover now