PRÓLOGO.

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PRÓLOGO.

14 de febrero de 2015.

Abro mi boca con sorpresa y con incredulidad, me quedo pasmada sobre el asiento del auto de Belén la hija de uno de los socios de la empresa familiar con la cual cree una amistad desde los siete años, nuestra amistad fue idea de nuestras madres que nos obligaron a convivir desde muy pequeñas con la idea de que íbamos hacer mejores amigas como ellas. Y en eso fallaron, Belén me agrada, pero no la considero mi mejor amiga.

Si fuera mi mejor amiga no me hubiera traído a este lugar, respirando hondo, observo con sospecha el restaurante a donde ella me ha traído, volteo mi rostro y observo a una Belén sonriente, ella me observa a la expectativa que hable, no puedo decir ni una palabra, solo parpadeo constantemente. No puede ser cierto que ella me haya inscrito en citas a ciegas a mí. en mis veinte años de vida, la vida me ha puesto en situaciones muy ridículas y esta es una de ellas. Alejo mi mirada del lugar, para enfrentarme a ella. Recordar la decoración de corazones rojos, blancos y mensajes románticos demasiado cursis para mi gusto me causa arcadas y recuerdo que este es el maldito significado de este día.

Odio con todo mi ser San Valentín.

Vuelvo a enfrentarme a mi realidad, miro la entrada donde entran algunos hombres y mujeres sonrientes al lugar, dejo salir un suspiro demasiado largo de mi boca, mientras maldigo, alejo mi mirada del lugar y observo a Belén, hago una mueca de desagrado al verla sonreír con tanta alegría, ella parece no querer borrar su sonrisa de felicidad y solo puedo pensar que ella tal vez ha enloquecido y ninguna de las personas de su círculo cercano lo ha descubierto aún. Luego de un tiempo de silencio un sonido que ya no era natural para mí, brota del interior de mi ser me permito reír a carcajadas, pequeñas lágrimas se acumulan en mis ojos en mi cabeza tanto la situación y la blusa que Belén lleva puesta me parecen demasiado absurdas.

—¿Qué sucede? – pregunta confundida, por mi repentino cambio de humor, para ella es sorprendente escuchar el sonido de mi risa.

—Esta situación es ilógica de todas tus amigas y conocidas me has traído a mí – me señalo, negando la cabeza y organizo mi cabello corto hacia atrás –. A la única que no le interesa tener novio o relaciones serias, luego esta esa blusa tuya, espero no ofenderte, pero ella es horrible.

—No es una blusa horrible es linda mi madre dice que me veo sexy con ella – me dice y hago una mueca.

—Tu madre te miente, no es linda y tampoco sexy – le recuerdo y ella ve mi vestido corto negro con recelo – no te digo que tienes que usar vestidos cortos de todos modos debes usar lo que te haga sentir cómoda – le digo encogiéndome de hombros.

—Eso es cierto, en estos momentos me siento sexy.

—Sexymente ridícula – termino por decirle, me duele el estómago de tanto reírme –. Seamos sinceras, Belén Griffin y la palabra sexy no combinan en la misma oración, una blusa con gatitos por todos lados no es sexy o atrevido – le digo, el vestido es negro de satín con un pequeño escote en forma de corazón y de tiras finas – me has mentido y pensé que Belén Griffin no decía mentiras – le recuerdo y ella se sonroja con vergüenza –. Belén, esta noche solo deseo irme a casa o tal vez ir a una discoteca a divertirme un poco, me contaron que Tony abrió una nueva discoteca, puedo ir a saludarlo – la mención de Tony hace que ella haga una horrible mueca, como si le estuviera hablando del diablo – o en otro escenario encontrar a un hombre con el que comparta el mismo desprecio por San Valentín, compartamos una copa y luego le pida que tengamos sexo, nunca volver a vernos en lo que nos queda de vida.

—No puedes tener sexo con un desconocido – me reprocha con voz acusadora – después de lo...

—Basta – le pido antes de que termine la oración –, Belén al final todos los hombres con los que salimos son eso simples desconocidos con los cuales no deberíamos hablar.

Cautivando a Alexa - libro #1 Serie Salvajes.Where stories live. Discover now