¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.

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—Voy~ —sacó el envase y le quitó la tapa, dentro había tres mochis de color blanco con caritas de ositos hechas con chocolate—. Son para usted —le extendió el táper y el contrario lo tomó entre sus manos.

—¿Los tres?

—Ajá —asintió y cerró su mochila—, dígame que tal están.

—Pero no es justo, toma uno tú también.

—Ya comí varios ayer, Hyung.

—Pero no te vi —habló, y otra vez se dio cuenta de lo tonta que había sonado la frase—. B-Bueno, no es que quiera verte comer uno, eso sería raro... —balbuceó—... pero es injusto, anda —habló rápido.

JiMin dejó escapar una risita al ver al alfa sonrojado y tomó uno de los pequeños dulces de arroz luego de YoonGi. Ambos intercambiaron miradas divertidas  y el rubio se lo metió a la boca, su mejilla derecha se rellenó al instante y YoonGi no iba a negar que tuvo impulsos de besarla y mimar mucho al omega mientras le decía lo lindo que era, pero en cambió se metió su propio dulce a la boca e intentó no pensar en cosas tan exageradas.

—¡Hm! ¿Tiene chocolate? —habló con dificultad mientras caminaban a la salida, cubriendo su boca con la palma de su mano. JiMin asintió mientras le sonreía, sus dos lindos ojos transformados en dos líneas adorables—. Aigooo, está muy bueno —articuló nuevamente, esperaba no ahogarse porque eso ya sería muy triste.

—Gracias —le dijo luego de tragar.

YoonGi, quien se quedó ligeramente embobado viendo la garganta del menor, asintió de inmediato y pasó el dulce.

—Esos tres fueron hechos completamente por mí, me alegra que le gusten —relamió sus abultados labios para quitar el resto del dulce y el alfa casi se babea.

—Ah... con razón estaban tan buenos —le sonrió bobamente. Sí, ese había sido su pobre intento de coqueteo.

—Gracias otra vez —se rió encantadoramente.

Cuando llegaron a la entrada suspiraron casi al mismo tiempo pero de manera disimulada, ahí era donde sus caminos se separaban hasta el día siguiente y aunque no era tanto tiempo, el peli-azul estaba a nada de insistirle sobre acompañarlo hasta su casa. Luego recordó que ChanYeol vivía con él y apretó los labios.

—¿Nos vemos mañana? —tomó el mochi restante y le entregó su envase a JiMin, este asintió y lo guardó.

—Quizás mañana traiga otro dulce.

«Sólo tráete a ti, bombón...»

—Y-Yo no me quejo —se rascó la nuca, maldiciendo internamente porque en serio había formulado la frase anterior en su cabeza.

—¡Hasta mañana! —empezó a caminar y movió su mano ligeramente.

YoonGi imitó el gesto.

—Hasta mañana, JiMinnie.

Y bueno, lo siguiente fue que el alfa casi corrió como Usain Bolt porque el apodo se le había salido sin avisar y quería escapar la vergüenza. No vio cuando al omega se le enrojecieron las mejillas y tampoco como este se encogía en su lugar mientras se mordía su labio, sonriente.

Cuando llegó a casa aún tenía el mochi en la mano, envuelto en una servilleta. Suspiró cansado mientras entraba y pensaba en desastre que era cuando estaba frente al omega rubio, él era Min YoonGi no podía... no, olvídenlo, ¿a quien engañaba? Él daba pena en todos los sentidos.

—¿Hasta cuándo va a durar tu castigo? —preguntó su madre desde la mesa, sus ojos dejaron de mirar la pantalla de la laptop en frente de ella y se fijaron en su hijo. YoonGi se encogió de hombros con desinterés.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now