Capítulo 8

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Publicada Originalmente: Finales del 2014

Versión Pasada: 8 de Enero de 2017, 4 de Febrero 2020

Marina abrió sus ojos como plato y se giró para encontrarse con dos ojos verdes observándola con una sonrisa

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Marina abrió sus ojos como plato y se giró para encontrarse con dos ojos verdes observándola con una sonrisa. Tragó en seco y las palabras no le salieron. Estaba sorprendida y con el corazón latiendo a mil por hora. No se lo esperaba, simplemente no podía creerlo. Era David, el chico que había conocido en la playa. Al cual ayudo junto a esa otra persona que conocía a su madre. ¿Qué hacia él ahí? Era imposible que no haya advertido su presencia en el barco durante esos cinco días que ya habían pasado. O él se había estado escondiendo o ella era muy despistada. No había otra opción.

Muchas dudas se le remolinaban en su cabeza. ¿Por qué no la había buscado antes? ¿A caso él no deseaba verla? Marina lo observo más, tenía un traje de vestir color blanco entero. Parecía un ángel salido de las aguas. La corbata hacia contraste con su ropa y combinaba a la perfección con sus ojos verdosos. Ojos que estaban brillando más. Estaba demasiado guapo y se veía espectacular. Ella pensó en que no se había esmerado demasiado en verse fabulosa y que quizás su aspecto no encajaba con el de ese hombre que tenía delante. Pero ¿Por qué le importaba como estaba luciendo? –Dios, comienzo a volverme loca– pensó la chica.

            David la miro con una media sonrisa y recordó lo que había sucedido cinco horas antes de volver a tener piernas. Y un traje bastante incómodo. Pero la incomodidad era lo de menos si podía volver a verla a ella. Que era exactamente lo único que le importaba.

Todo sucedió cuando Alex entro a su habitación apresurado y le tiro un libro en la cabeza. David se levantó azorado y se llevó una mano a su cabeza sobándose el lugar donde le cayó el libro.

— ¿Qué te pasa? —exigió saber el tritón algo molesto.

            —Tus padres me pidieron que te dijera con suma claridad que te quieren en el salón. Como sabes la princesa de los mares del sur está aquí. Quieren presentártela —dijo Alex mirando con pena a David. Este suspiró y se levantó de la cama de mala gana.

            —No pierdo nada con conocerla y dejarle saber claramente mi punto. Estamos lo suficientemente grandes como para tomar nuestras propias decisiones. —David se quitó puso una ropa más elegante y con Cab a su lado nado hasta el salón. Alex se quedó en el marco de la puerta mirando a su primo. Realmente esperaba que él supiera lo que hacía. Porque jugar con los tiburones nunca terminaba bien.

            Una vez allí respiro hondo. No podía echarse para atrás. Sus padres se encontraban sentados en el mueble principal. Las invitadas estaban en el otro mueble más cerca. David entro sintiendo el corazón a millón. Estaba nervioso pero no iba a dejar que se reflejara. Se sentó al lado de su padre. En ese momento sentía que este sería menos duro que su madre. No llevaba mucho tiempo sentado y ya deseaba irse. Estaba incomodo, el ambiente estaba muy tenso y la princesa no dejaba de mirarlo. Y lo peor es que no podía descifrar su mirada.

Marina: No quiero perderte (HDM #1) © (Disponible en papel y digital)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن