Una pequeña anécdota

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Todo empezó cuando era muy pequeña, cuando me quedaba hasta tarde a ver la televisión, ya sea programas de violencia o de asesinatos al cual no les daba mucha importancia, aunque... nose porque pero me gustaba como la sangre salpicaba cuando mataban a una persona ya sea de un golpe en la cabeza con un machete o con un martillo, pero era raro, ya que me daba asco la verdadera sangre o al menos eso creía.... A medida que fui creciendo, era demasiada rencorosa y vengativa, especialmente con las personas que más me lastimaban, aunque.... yo no lo demostraba.

Pasaba el tiempo y crecía más y más y me gustaba ver esos asesinatos, las películas de torturas eran mis favoritas, siempre que veía eso me recordaba de aquellas personas que me hicieron daño, y verlas ahí sufriendo al igual que yo me transmitía placer, después me empezaron a gustar aún más las pelis de terror. Era difícil encontrar personas con la misma mentalidad que yo, cada vez que intentaba ser como realmente soy, todos tenían miedo a mis comentarios, claro que siempre me hice conocer por una chica tierna y seria, siempre mostraba mi otra cara.

Pero un día, una gota fue la que derramó el vaso... fueron mis padres, estaba cansado de escuchar peleas. Mi papá le había engañado a mi mamá, ella le perdonó pero nada era como antes, discutían de todo, nadie sabía que mamá lo había perdonado solo por mí, me sentía culpable al forzar este matrimonio que no tenía remedio alguno, con ellos siempre trataba de mostrarme feliz y tierna, intentaba hacer toda clase de bobadas para hacerlos reír y poner un minuto de alegría en mi casa, pero ellos me acusaron de haber robado, aunque no lo hice no los culpaba de haberme acusado ya que robé anteriormente, pero juré que no lo volvería a hacer, pero no confiaron en mí, pensaron que con unos buenos chicotazos en mi cuerpo me iban a sacar la verdad, me sacaron sangre del cuerpo, mamá me abofeteó tan fuerte que hasta me sacó sangre de la nariz y del oído y yo insistía en gritar que yo no fui, me pegaron hasta que ya no pude soportar más los golpes ya llevaban pegándome como una hora (aún me parece increible que haya soportado tanto) y haciéndome la misma pregunta ¿tú lo robaste verdad? decidí decirles que sí, aunque no lo hice, pero para que ya no me pegaran esa era la única salida, mis papás me miraron con un odio infinito conjunta a una decepción, sus ojos no querían ver a un hija "ratera y mentirosa" y me mandaron para mi cuarto.

Llegué a mi cuarto me saqué la ropa para ponerme la pijama y vi que todos mis muslos estaban totalmente inflamados, de colores verdes y morados, en la parte de mis piernas tenía unas pequeñas ampollas reventadas eran como 3 en cada lado, apenas pude conciliar el sueño, cuando desperté mis papás no me quisieron ver a la cara, ni siquiera me hablaron, hicieron como si yo no existiera, traté de hablarles pero era inútil, agarré mis cosas y me fui al colegio pero no había hecho nada de mi tarea, como no quería ni entrar a clases tampoco ir para mi casa me fui a la calle, fui a un parque y me puse a pensar en una forma de como vengarme de mis padres y decirles la verdad al mismo tiempo, entonces se me ocurrió una idea, hice pasar el tiempo hasta encontrar el momento perfecto para cumplir mi venganza, un día miércoles, los encontré a los dos juntos en el sofá, preparé la cosas y los llamé para que vengan a mi cuarto, uno por uno, primero mamá y luego papá, a mamá le invité un vaso de jugo que tenía unas pastillas para dopar y le hice lo mismo a papá cuando los dos despertaron los vi fijamente a los ojos, era inútil que intentaran gritar, ya que les amarré la boca y se las colé con un pegamento, esas de las que se usan para gomas, metales, etc. Si intentaban zafarse a la fuerza se restregarían parte los labios superiores e inferiores y la punta de la lengua, también estaban sujetos a una silla y si se movían se caían encima de unas púas de metal que estabas alrededor de ellos.

Lo reconozco, era divertido ver esas miradas de temor, sonó la alarma que puse a la una de la mañana, la cual significaba que era hora de que empezara mi venganza, tomé un cuchillo y corté cada uno de los dedos de la mano a papá diciendo y repitiendo "no se roba dinero de la casa para gastarlo en sus mujeres y culpar a su propioa hija por ello" intentó pedirme perdón aún con el pegamento en la boca y la punta de la lengua cortada al igual que mi mamá, pero los ignoré, como vi que si no paraba de sangrar, se iba a morir, prendí el cuchillo con fuego y quemé sus dedos para que ya no salga sangre alguna.

Mamá estaba petrificada al saber que era su turno, a ella le corté los dedos de los pies y también una de sus orejas mientras le decía "nunca se pisa a un bebé hasta matarlo, solamente porque tiene síndrome de Down además de ignorar su llantos" al igual que papá le quemé los dedos de los pies y la oreja para que no se desangre, mi venganza estaba casi completa, después de ello ambos al no poder más gritaron con toda su fuerza que, se arrancaron parte de los labios inferiores y superiores, no podían hablar sin la punta de la lengua y les dije "¡no se dopa a su propia hija para sacarle un hígado y venderlo y asi poder comprar sus tragos!", mi venganza había terminado, los dos se desangraron y ya a punto de morir, el peso les ganó, y cayeron encima de las púas de metal y murieron instantáneamente, logré mi deseo.

Tener tan solo unas cuantas gotas de sangre tibia, salpicándome en mi cara era una sensación inigualable, indescriptible pero.....DIVERTIDO.

Una pequeña anécdotaWhere stories live. Discover now