No quiero ser su muñeca para que juegue conmigo y me controle cuando le plazca, pero...¿Como le paro los pies a la persona que conoce todos mis miedos y debilidades? Alguien que puede acceder a mi cabeza y a mi cuerpo con solo un sutil movimiento. Puede que no me provoque daños físicos importantes, pero como siga creando espurios terremotos e incendios por doquier, acabaré muerta de un infarto. O en un manicomio, lo que pase antes. Es como jugar con fuego, mi cordura arderá.

— Bienvenidos a vuestra pesadilla personalizada. — tercia la otra sombra con una voz tan ardiente como las flamas de su cabello. Es la primera vez que le oigo hablar. Pasa los ojos por ambos y se detiene en mi, lo cual me hace estremecer. Parece un cazador, observando a su presa, analizando sus puntos débiles.

De un momento a otro, los metros que nos separaban se convierten en centímetros y me regala una sonrisa pícara pero, al fin y al cabo, hueca. — Mi nombre es Darken.— sisea en mi oído. Siento como su aliento frío y viscoso se pega a mi piel.

Sus movimientos son gráciles y seguros, como un alma libre que flota sin el peso de la carne y los huesos. Se desplaza, esta vez más alejado de mi. Siento como el aire contenido abandona mis pulmones de nuevo.

—Y ese témpano de hielo de ahí es Tenebris.— Dice con tono sarcástico señalando a la chica de pelo purpúreo.  —Aunque creo que eso ya lo sabías.— susurra volviendo a clavar sus ojos en mi. Y es cierto, yo sabia su nombre antes de que me lo hubiese dicho. Estaba en mi cabeza, como si siempre hubiese estado ahí, escondido en algún rincón polvoriento y remoto de mi mente. Simplemente lo sabia.

— Déjate ya de estupidas presentaciones Darken, ya hemos... — la voz de Tenebris vuelve a ser tersa y, como bien a dicho la otra sombra cuyo supuesto nombre es Darken, su tono es frío como un témpano de hielo.

— Cuidado, algunas veces es una auténtica víbora. — dice Darken volviéndose hacia nosotros de nuevo.

— Quien no lo es— Tercia ella tajante. Su tono maligno me hiela la sangre. Ella le dedica una mirada asesina al chico, el cual acata las órdenes silenciosas de la chica. Levanta una mano en alto como símbolo de paz y con la otra, finge cerrarse la boca con una llave invisible. Me resulta un poco cómica la escena y demasiado...humana.

Puede que parezcan personas normales a simple vista, pero debo recordarme que son monstruos. Y están aquí por algo que me traerá problemas.

— ¡Por fin los caminos de nuestros dos pupilos oscuros se han entrelazado! Ya era hora, por fin podemos empezar.—Definidamente, esta chica es un autentico abanico de emociones inestables y vacías. — Debéis encontrar y detener a la persona que contiene toda esa oscuridad, antes de que la línea se rompa. Antes de que el bien y el mal dejen de existir.

— Va a ser como encontrar una aguja en un pajar. Una aguja venenosa.

—Lo único que sabemos sobre este alma corrompida es que es joven.¿Que mejor lugar que un instituto para que un alma joven se torne oscura?

Atesoro está información.

Aunque este pueblo es pequeño, el instituto recoge a alrededor de unos quinientos estudiantes de los distintos pueblos de la zona. Un punto de inflexión en el que las distancias se acortan y las amistades unen a personas que jamas pensaron que fueran a conocerse. Cada persona, compleja y única. Vidas e historias distintas, plagadas de miedos, ilusiones, secretos... Aunque ya tengo un lugar por el que comenzar, quien sabe cuánto tiempo me llevará conocer los secretos que se esconden entre las paredes de este edificio hecho de historias.

—Aunque suene un tanto cliché, vosotros tenéis una conexión especial con ambos mundos gracias a vuestros portales. Y solo vosotros podréis salvar ambos mundos. No la fastidiéis.— El humor negro de Darken parece haberse disipado casi por completo, pero sin dejar de lado ese sonrisa sarcástica.

Monstruos de Tinta  Where stories live. Discover now