la llegada de..¿dos? ¿pesadillas?

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Cuando llegamos al salón el receso había terminado, todos nos fuimos a nuestros respectivos asientos y comenzamos a sacar el material de la clase, después de un rato el profesor entro y de nuevo tuvimos que hacer el estúpido saludito escolar, nos sentamos de nuevo y las clases de matemáticas continuaron con normalidad, el profesor estaba explicando cómo resolver unas ecuaciones de grado algebraico, dios como odio las matemáticas, no son para nada lo mío, agarre una hoja de mi cuaderno y comencé a escribir.

“si de mí dependiera la vida, tal vez no sería tan aburrida, si de mí dependiera el sentir, tal vez no habría que sufrir, si de mí dependiera el amor,….”

No pude terminar aquella frase que estaba escribiendo, simplemente porque esa palabra, “amor”, no tenía mucha significancia para mí, no era ni bonito ni feo, ni alegre ni triste, no significaba, prácticamente, nada para mí. Seguí pensando como terminar mi oración, hasta que un grito me saco de mis pensamientos.

-¡señorita Becker!-subí mi cabeza, ya que la tenía agachada, y vi a un iracundo profesor- me podría decir ¡¿porque no está prestando atención?!

-lo siento, pero su clase no me interesa- respondí con indiferencia, no se me hacía problema tratar sin respeto a un profesor.

-¡Becker! ¡¿Cómo se atreve a contestarle a su profesor?!- ya se imaginaran qué clase de profesor era, un viejito de unos 65 años ya casi jubilado, de matemáticas, ash que molestia-

- si quiere no lo volveré a hacer-no me gustaba llamar la atención así que mejor terminar este asunto rápido, el profesor frunció mas el ceño, pero no pudo pronunciar nada mas ya que la puerta comenzó a sonar.

El profesor fue a abrir la puerta, y ahí se encontraba el director, le dijo algo al profesor y luego entraron con dos jóvenes, ambos se pararon en la taquilla del salón y el director prosiguió a hablar.

-buenas jóvenes, hoy estos dos alumnos los acompañaran como sus compañeros de clases por el resto de los años que quedan hasta la graduación, ambos son alumnos de intercambio estudiantil, por favor trátenlos y háganles sentir como en casa, los dejo a su cuidado-el director miro al profesor y este hiso una pequeña reverencia- bueno dicho esto me retiro, sigan con su clase de matemáticas-y se fue.

Todos estábamos viendo como si fueran dos trofeos que apreciar a aquellos chicos nuevos. Uno era de cabellera negra corta, tez blanca y ojos azules como zafiros, el otro era pelirrojo con el cabello un poco largo, de tés media pálida y ojos ámbar, entre los dos el más alto era el pelinegro y creo también el más serio, o al menos esa fue mi primera impresión de él, el pelirrojo se veía más cálido, como más…amistoso, definitivamente no me llevaría muy bien con él, ambos tenían ese aspecto de playboy, que a simple vista cualquier chica se moriría por ellos, si se podría decir así. Gire mi cabeza y vi a mis compañeras, a Bri, suspirando por ellos, ven como les dije lo más común, hasta yo podría admitir que son…¿lindos?, no creo que esa sea la palabra correcta.

El profesor interrumpió por segunda vez mis pensamientos y se dirigió a los “nuevos”

-bueno jóvenes, ya que son nuevos, ¿podrían presentarse?

-si, como guste profesor- dijo el pelinegro, con cierto tono, que a leguas, se notaba fingido- soy dan hubbert, vengo de Italia y espero nos llevemos bien- cuando termino de presentarse guiño el ojo, las chicas prácticamente suspiraron al mismo tiempo, gag todo un playboy, lo suponía, ahora solo le toca a si amigo, que supongo será igual.

-ahora usted joven-dijo refiriéndose al pelirrojo.

-soy vítale sabatelli, lo demás no les importa-dijo el pelirrojo, cuando vi la cara del profe y de mis compañeros fue épico, ese chico es todo un misterio, tiene cara de niños pero no es nada parecido, mmm…ahora que lo pienso lo juzgue mal, me cae bien.

-bueno jóvenes busquen un sitio y siéntense ahí, recuerden que será su lugar permanentemente o hasta que hagan reagrupación- dicho esto los nuevos buscaron un sito con la mirada, para mi mala suerte había un espacio libre a mi lado, yo me sentaba al lado de la ventana, y el espacio libre esta justo al costado.

Rogué que el pelirrojo se sentara ahí, pero no, no todo se cumple ¿cierto?, el chico de melena negra se sentó ahí, voltee mi mirada y me topé con esos ojos zafiro, el chico me sonrió y me guiño el ojo, me voltee rápido y agache mi cabeza asqueada, no sé qué le ven a ese tipo, que día mas asqueroso, y no se acaba aun. Sé que hoy será un infierno.

buano pues esta es mi segunda historia :'D porvafor comenten *hace carita de cachorro* owo

amor, para idiotasМесто, где живут истории. Откройте их для себя