Carta 19.

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¡¿Qué es todo esto…?!

Hoy… ¿Es mi cumpleaños? No. No lo creo.

Voy a dejar esto aquí y jugaremos con tus padres a las escondidas. Hace unas semanas me enteré de algo y necesito que veas una cosa.

Y… Algo más, YoonGi. Te amo como no tienes idea.
Espero puedas perdonarme si ellos me descubren en este juego nada divertido.

El azabache leyó dos veces aquella carta que le fue dejada en su nochero. Ya estaba acostumbrado a siempre recibir sus cartas y a verlas ahí, perfectamente puestas que esa mañana al verla, solo se levantó, se dio un baño y luego de vestirse la tomó para leerla.

¿A qué hora habría puesto esa carta ahí?

Diablos, no.
JiMin no era capaz. Se suponía que no debía salir; no quería ver como lo volvían a castigar. No otra vez.

Salió de la habitación sintiéndose tropezar con sus propios pies, más que nada por los nervios. Tragó saliva solo notando que los únicos sonidos que se escuchaban eran los de sus pasos retumbando en la madera del piso.

— ¡JiMin! —Llamó mientras bajaba rápidamente las gradas de la escalera que conectaba a la primera planta. Miró a todos lados sin hallar nada. — ¡JiMin! ¡¿Dónde…?!

No…

Abrió sus labios al ver las manchas carmín en cada rincón de la sala de estar y unos cuerpos sobre el sofá. Su vista acuosa viajó desde aquellos pies descalzos hasta ese castaño cabello que tanto amaba tocar.

JiMin. Con una sonrisa y cuchillo ensangrentado en mano, el menor se acercó hasta YoonGi. El mayor lo pudo ver mejor.
Salpicaduras rojas —seguramente sangre— en su rostro le daban un aspecto más temible y terriblemente escalofriante. YoonGi cubrió su boca evitando soltar un sollozo por ver a sus padres abiertos por la mitad y con la boca abierta.

— Parecen payasos ¿No te gustan los payasos? —JiMin presionó un poco sus cejas al ver que YoonGi no dejaba de ver los cuerpos tendidos en el sofá — Les hice la sonrisa del payaso con el cuchillo. Ellos intentaron atarme con sogas YoonGi. Tenía tanto miedo que—

— Los mataste… —Susurró sin poder creerlo el azabache. La primera lagrima se escurrió de su ojo izquierdo. JiMin hizo un puchero preocupado y negó frenéticamente.

— Claro que no, solo están dormidos con los ojos abiertos —Señaló con la punta del cuchillo — YoonGi, olvidalos ¿Si? El sueño no es nada más que el despertar de nosotros en otra vida. Ellos podrán despertar juntos ¿No es eso acaso bueno? Y ahora es nuestro turno.

YoonGi miró los vacíos ojos de JiMin, y por primera vez en su vida, sintió miedo por este.

— Es nuestro momento de despertar, YoonGi.

Anonymous letters from a non-secret admirer 【 YM 】Where stories live. Discover now