~Not Forget, Not forgive~ [Minkey]

||•• Error ••||

- Gracias… gracias por esperarme y comprenderme.

- Para eso estamos los amigos, Bum – Nana me tomó la mano y me sonrió.

Luego de todos estos días llenos de emociones y preocupaciones estar con mis amigos un buen rato, sin pensar en nada más fue como volver a mi vida de antes. Cuando las clases acabaron nos dirigimos todos juntos a la casa de Jinki para estudiar. Su madre nos preparó algunos bocadillos, y me fue mucho más fácil comprender los ejercicios con la ayuda de los chicos. Nos acomodamos todos en el living y nos dedicamos toda la tarde a completar la mayor parte de la guía de ejercicios que el profesor nos había dado para estudiar. Mi celular comenzó a sonar mientras todos reíamos de un chiste malo de Jonghyun, cuando ya estábamos demasiado cansados como para continuar.

- ¿Minho?

- ¿Dónde estás, Kibum? – preguntó  molesto.

- En la casa de Jinki, junto a Nana, Sulli y más amigos, vine a estudiar.

- ¿Sabes la hora que es?

- No…

- Son las once de la noche… ¿era muy difícil avisarme?

- Lo siento, se me pasó la hora… me voy ahora mismo.

- No, quédate allí y dame la dirección, iré por ti.

- No es necesario, Minho…

- Es tarde, no voy a dejar que andes solo por la calle a estas horas.

- Lo he hecho muchas veces …

- No me importa, ahora estás a mi cargo y no quiero arriesgarme a que te pase algo.

Bufé molesto por el sermón, creo que ni siquiera papá me regañaba así cuando estaba hasta tarde fuera.

- Cadbury #8052, está a las afueras de la ciudad ¿sabes cómo llegar?

- Sí, para eso existen los GPS. Quédate allí, voy por ti.

Cortó la llamada sin dejarme replicar nada. Al parecer mi expresión fastidiada era demasiado notoria porque enseguida Sulli me preguntó qué ocurría.

- Nada, era Minho, dice que viene por mí.

- ¿Y por qué estás molesto? – preguntó Jong con cara de no comprender.

- Puedo volver solo… no necesito que me sobreproteja.

- Solo quiere hacer bien las cosas, Bum... sabes que se ha preocupado mucho por ti – lo defendió Nana.

- Sí, pero ahora siento que me controla, y eso me molesta…

- Dale tiempo, ambos deben aprender a llevarse con el otro – agregó Jong y me sonrió.

En media hora Minho llegó a recogerme, apenas oí el Mustang aparcar fuera de la casa de Onew me despedí de todos y salí rápido. Minho estaba esperándome apoyado en el flanco izquierdo del deportivo, ni siquiera lo saludé y entré al asiento del copiloto. Se subió al auto y cerró la puerta sin decir nada.

- No tenías por qué preocuparte tanto – disparé con los brazos cruzados sobre el pecho mirando por la ventanilla.

De cierta forma estaba algo molesto por la desilusión de su disculpa en la mañana, y todo se había mezclado para hacerme enfurecer.

- Es tarde y no sabía dónde diablos estabas, no me pidas que no me preocupe…

- Si te hubiera necesitado o me hubiera pasado algo te habría llamado.

- Sí claro, igual como pasó la última vez.

Volteé a mirarlo de manera asesina.

- Esto es distinto – dije secamente – estaba con mis amigos.

- Sí, pero pensabas volver solo a estas horas de la noche.

- ¿Y qué con eso?

Frenó bruscamente en un semáforo en rojo.

- ¿Sabes la cantidad de bastardos con malas intenciones que transitan por las calles de noche? – el semáforo cambió a verde y comenzó a avanzar rápido hasta tomar la carretera.

- ¿Tú sí?

- Sí, por eso vine por ti.

- Puedo cuidarme solo – aseguré.

- No, no puedes.

- No eres nadie para controlarme, ya detente.

Frenó en medio de la carretera con brusquedad.

- ¿Crees que te controlo? – se volteó hacia mí amenazante.

Las luces del interior del auto estaban apagadas, pero los focos que alumbraban la carretera hacían muy luminoso el asfalto. No había ningún auto alrededor, estábamos solos en medio de la nada.

- Sí, eso estás haciendo.

Entrecerró los ojos y se volvió hacia el volante. Apretó el acelerador y avanzamos hasta detenernos junto a una parada de autobús.

- De acuerdo, si crees que te controlo entonces baja del auto y vete solo a casa – se quedó mirándome sin expresión – vamos, ¿no quieres volver solo? Vete, yo me iré a casa y haré lo que tenga que hacer.

- ¿De verdad quieres que me baje? – lo miré anonadado.

- Claro, si crees que soy un imbécil paranoico entonces bien, anda, demuéstrame lo contrario y vete solo a casa.

Lo miré con toda la furia contenida que tenía dentro y volví a mirar al frente.

- No pienso moverme de aquí.

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