La Gata Detras del Armario

Alejandro

Hedor, hedor a gasolina era el que alzaba el viento. Una escuela semi abandonada se encontraba enfrente de aquellas tres mujeres de diferentes edad, dos no tan alejadas. Una grande, la mayor; quizas unos 30 o 40, las otras no pasaban de los 17.

Ambas esperaban lo mismo, las mas chicas le acompañaban con una sonrisa aunque la menor se encontraba aburrida buscando algo en sus bolsillos sin lograrlo. - Ire al carro a revisar- Le entregaron las llaves sin preguntar, corrio y al tomar el celular noto la diferencia de este. Rojo y con botones a los lados, al encenderlo noto aun mas la diferencia. La contraseña se basa en un patron pero al tratar de dibujarlo se movio a una contraseña con palabras. Puso la tipica y entro sin error alguno. Lo primero que hizo fue acomodarse en el asiento del copitolo del carro y entrar a la galeria, estaba repleta de imagenes de una pareja donde los dos se veian realmente felices. La que mas llamo su atencion fue donde se encontraban en un yate, sonriendo y en traje de baño los dos abrazados. Mostrando su amor por completo sin miedo a hacerlo...

El paisaje cambio de manera repentina, se encontraba en una casa amplia, decorada mayormente de blancos y el sol pegaba en los ventanales, mostrando un hermoso y amplio patio verde. La chica estaba sobre una cama realmente amplia, escucho la respiracion de alguien y volteo a un lado topandose con un cabello oscuro, un cuerpo reposando con tranquilidad a su lado bien tapado debajo de las sabanas. Las dudas asaltaron su mente pero desaparecieron con la misma velocidad cuando sintio y recordo el aire de un ser cercano y querido al cual extrañaba, añoraba y deseaba abrazarle. Sin mas que dar, se acurruco a su lado y este volteo con un bufido risueño, abrazandole para terminar diciendo. - Ven aca, preciosa- Ella solo permanecia callada, disfrutando cada segundo. Sabia que estaba en el lugar correcto, en sus brazos.

Un fuerte impulso por llorar le entro y sin mas remedio comenzo a sollozar en silencio, el chico preocupado acaricio su cabello, susurrando palabras dulces pero ella no lloraba de tristeza.

Paso un rato, ambos cuerpos se encontraban entrelazados en la cocina preparando lo que al parecer seria el desayuno... A las dos de la tarde, ninguno decia nada, solo disfrutaban el silencio y la presenciadel otro. La escena nuevamente se corto, ahora la chica se encontraba nerviosa al recibir a la familia del chico pero solo sonreia y se sentia segura. Al cabo paso un dia sin siquiera darse cuenta, la familia se marcho dando las gracias por la comida y los dos cuerpos se abrazaron sin soltarse por un momento.

La escena nuevamente se corto y entro en una un poco pasada de tono, la chica se encontraba encima de el, ambos desnudos, sudando, jadeando, gruñendo y gimiendo de placer. No entendia que sucedia o porque sucedia, solo podia ver el cuerpo de el chico, sabia quien era y sabia como habia sido tiempo atras. Ambos eran cuerpos adultos, echos, formados. Y al sentir el roce de sus manos sobre su espalda, su miraba sobre su rostro, su respiracion un tanto agitada pero mostraba calma; comprendio de quien se trataba, al fin lo entendia todo y eso fue como un gran orgasmo del cual casi volvia a soltarse a llorar. La felicidad era tanta que termino abrazandosele, pegandose lo mas que podia a su cuerpo y apretujando de este. - Alejandro...- Murmuro al cabo de unos segundos, luego de que ambos recuperaron aire ante el climax antes vivido.

El chico (o mas bien, hombre) sonrio de oreja a oreja al escuchar la voz calmada de su amada, la tranquilidad le invadio y sabia que estaba en ese momento exacto en el cual dos almas estarian juntas hasta morir, señales tras señales llegaron y nunca habian sido ignoradas. En pleno acto sexual (el cual ellos llamaban "hacer el amor") fue el mas hermoso que habian tenido.

Finalmente ambos cayeron dormidos, tan juntos como uña y mugre, demostrandose su amor. -Desearia jamas despertar- Volvio a hablar la chica para luego dormir con una amplia y tranquila sonrisa.