➻ Capítulo 02: El abismo del cobarde.

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En un acto reflejo mordió su labio inferior mientras se paraba de su asiento de golpe, y caminó hacia la salida, con destino al baño.

Se sintió la peor amiga, la peor persona que haya tenido la dicha de pisar la tierra, ella le había llamado para contarle las nuevas noticias y ni siquiera había sido capaz de preguntarle sobre como estaba él o cómo había estado su día.

Durante toda la mañana se sintió fatal, pero justo cuando había olvidado parte de ello, de imprevisto y en ese preciso instante miró hacia los ojos de su vecino y recordó nuevamente la voz de Hajime.

Podía sentirse fatal, pero más que eso sé sintió egocéntrica y arrogante.

Recordando aquella conversación, ni siquiera le había preguntado algo sobre él o su día, Iwaizumi había dejado que la chica hablara durante minutos en su oído, la escuchó y comentó sobre su situación, y eso hizo revolver su estómago.

Ella no sabía cómo enfrentar esa situación, cómo miraría a su amigo y aunque no lo expresara abiertamente, su más grande terror es perder la única amistad que permitió dejar a su lado, la única de confianza.

La mujer abrió la puerta haciéndose un lado y la dejó pasar al salón que ya conocía de memoria.

El mismo estante con las tapas del mismo color, el característico y fragante olor a canela se extendió en sus fosas nasales y el color salmón en las paredes le generaba tranquilidad, esas eran una de las pocas cosas que ya conocía bastante bien.

Ella había pasado gran parte de sus tres años de preparatoria rondando constantemente ahí, pero en su tercer año las visitas se hicieron más frecuentes que de costumbre y más después de entrar a su tercer semestre, Harumi se encontraba en una situación especial, más que eso una situación alarmante.

—Puedes sentarte —le dijo ella de espaldas mientras colgaba su bolso en el perchero como de costumbre.

Ella asintió con la cabeza y sin titubear e instantáneamente se sentó en el sofá de una aterciopelada tela de color amarillo ocre, junto con pequeñas almohadas esponjosas de líneas oblicuas de color amarillo pastel y plateadas, eso era lo que siempre la acompañaban en esa acogedora oficina cada vez que iba.

La esperó mirando con atención cada movimiento de ella, siguió durante unos segundos revolviendo en su carpeta las hojas hasta que finalmente encontró lo que buscaba.

A pasos lentos se acercó a ella y se sentó en el sofá contiguo al de ella, como siempre.

—¿Sabes por qué te he llamado? —le preguntó ella mientras manipulaba con su mano el delgado y largo palillo de incienso de canela.

Ella no dijo nada, se quedó callada esperando a que ella hablara para decidir si comentar algo o no.

—He hablado con algunos de tus profesores, me dicen que tu rendimiento escolar ha mejorado un poco más —esta vez por fin la miró, y por la espalda de Harumi recorrió un escalofrío.

Se llevó inconscientemente la mano al mechón de cabello escurridizo que comenzaba a escaparse, enrolló su dedo índice una vez en él y luego lo dejó detrás de su oreja.

—Pero, esta vez que estoy llamando por una situación en especial, sé que debe de ser molesto para ti, pero durante el año se han pasado tres veces de estos papeles... —y ella deslizó con suavidad la hoja con su nombre por la mesa de caoba — Sé que ya deberías de saberlo, pero tanto a los profesores como a tus padres les preocupa esto.

Sus ojos se desviaron al papel encima de la mesa, lo observó recordando perfectamente esa clase, era el papel con sus opciones de profesiones futuras junto con las propuestas de universidades.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2020 ⏰

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Detrás de cada palabra ➸ Oikawa TooruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora