➻ Capítulo 02: El abismo del cobarde.

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Ella balanceó sus pies inquietos, mirando hacia la ventana, escuchando las armoniosas melodías de los pájaros, se había perdido hace media hora o una hora, no sabía cuanto tiempo había transcurrido, pero lo único que sabía era que en el momento en que el profesor dijo trigonometría ella dejó de acaparar su atención de dicha clase.

Es por eso que se sintió frustrada cuando escuchó las estrepitosas risas de sus compañeros, y ella tan solo se limitó a acercarse rápidamente a Hanamaki, que estaba al lado de su asiento, y le preguntó en voz baja:

—¿Cuál es el chiste?

Y Hanamaki le hizo una seña para restarle importancia.

—Chistes matemáticos.

—¿De los que te hacen reír de lo aburrido?

—Ésos mismos.

Y se acomodó en su silla en silencio para comenzar a escribir palabras al azar en las orillas de la hoja de su cuaderno, que solo tenía la fecha y a duras penas el título del tema de la clase.

Harumi describió su clase como aburrida, pero no más aburrida que las de física, en esas ni siquiera se dignaba a mirar el pizarrón, solo sacaba un libro de su bolso y sobre su cuaderno de física comenzaba su lectura descaradamente, aunque no es como si su profesor de física le tomara mucha importancia a los que no tomaban atención a su clase, de hecho, cualquiera podía hacer lo que quisiera pero en silencio, y él hacía clases tranquilamente a los que si entendían y querían aprender más.

Después siempre terminaba copiando el examen a alguien más, para que mentir, no le enorgullece pero estaba segura que nunca aprendería algo que tuviera que ver con números, letras y ejercicios junto.

Cuando escuchó la campana, se sintió libre, comenzó a ordenar sus pertenencias, pero lentamente vio una cabeza asomarse por la puerta de su salón, era la psicóloga y le hacía señas.

La castaña terminó de guardar sus pertenencias y caminó a pasos lentos hacia la salida, estaba casi segura sobre lo que le hablaría ella, no tenía que adivinarlo ni algo parecido, era una situación que hace meses los jefes de departamentos y profesores habían estado discutiendo.

Su futuro.

Siguió a la mujer, que iba muy rápido para el gusto de ella, pero no dijo nada, se quedó callada mientras veía como los alumnos se aglomeraban en los pasillos, era la hora de salida y ella se vio obligada a hacer un camino entre tantas personas.

Fue por un momento o quizás un segundo, ella miró sus ojos, los ojos de aquel chico, una mirada achocolatadamente confundida que estaba segura que la siguió hasta que se perdió entre la multitud.

Recordó los susurros que logró escuchar en la mañana, y un escalofrío recorrió su espalda.

¿Escuchaste? El equipo de voleibol perdió, Oikawa-san debe estar mal, y por lo que escuché lo que más quería era ir a las nacionales —la voz de aquella chica se escuchaba claramente en sus oídos, era un tono hipócrita, en su lengua saboreó una amargura que le produjo repulsión y ganas de vomitar, vomitar y nunca parar.

Qué mal, pero, ¿sabes? Ahora que Oikawa-san está mal, ¿quién va a consolarlo? —y el lápiz de ella se cayó en su cuaderno cayendo en cuenta por fin en sus palabras.

¿Cuándo había sido el partido? Por como hablaban debía de ser reciente, así que los murmullos que había escuchado cuando pasó al lado del club de béisbol habían sido verdad, los de tercer año del equipo de voleibol había perdido su última oportunidad.

Al instante la figura de Iwaizumi apareció en sus pensamientos, él debería de estar mal, y sintió como un puñal al recordar la pasada noche.

Ella y él estuvieron hablando durante un largo rato en esa noche silenciosa, Harumi necesitaba hablar con alguien, solo con alguien de confianza, y ahí estaba Hajime, le había dicho "aquí estoy para ti" y ella quería demostrarle que ella igual podía hacer eso por él, sin embargo en ese preciso instante se sintió mal, se sintió terrible.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2020 ⏰

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Detrás de cada palabra ➸ Oikawa TooruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora