1. La muerte de Susan.

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Narra Becca:

Recuerdo perfectamente la tarde en que perdí a mi mejor amiga.

Era su cumpleaños.

Entrábamos a un club popular de nuestra zona, en Nueva York, para celebrar que a las dos nos habían admitido en la universidad de Stanford, y que en un mes nos marchábamos a California, a vivir en el campus durante un curso entero.

Teníamos planes, muchos planes.

Al entrar todos los chicos se fijaron en ella, y quien no, pensé.

Su largo pelo rubio que caía a lo largo de su espalda ondulándose por las puntas siempre había impresionado a los chicos de mi clase.

Claro, quien iba a fijarse en la amiga de la chica guapa.

Yo no era nada espectacular en comparación con Susan.

Ella era rubia, alta, esbelta, y sus ojos verdes brillaban a distancia, atrayendo a todo el que pasaba.

Yo era todo lo contrario. No era fea, o por lo menos no me consideraba fea. Mi pelo era castaño, oscuro, y me llegaba por debajo de los hombros.

Mis ojos no tenían nada fuera de lo normal. Eran castaños, muy oscuros. Y en cuando a mi físico... No tenía precisamente un cuerpo tan perfecto como el de Susan, pero tenía curvas.

Aunque siempre me he visto eclipsada por el atractivo de Susan, he tenido novios, solo uno en realidad, aunque no es momento de hablar de eso.

Volviendo al día del... Asesitato.

Acabábamos de entrar al club, eran las 22:00, y Susan tenía los 19 años cumplidos desde ese mismo día.

Yo los cumpliría en diciembre, y por suerte el hombre de la puerta no me pidió el carnet.

La curiosidad y el terror que sentía en aquel momento eran realmente placenteros.

Al entrar, Susan desvió todas las miradas hacia ella. Incluso las menos deseadas.

La noche comenzó. Bebimos mucho, puede que demasiado. Yo supe controlarme, no me considero una chica a la que le gusta beber demasiado, así que no pasé de un mísero martini. Lo siguiente fueron cocacolas.

En cambio, Susan no pudo parar. Se sentía muy mal, así que sobre las 23:00 mas o menos, la acompañé al baño. Ella comenzó a vomitar en la taza mientras yo le sujetaba el pelo. Incluso en aquel estado seguía siendo mi mejor amiga, y la quería muchísimo.

Al salir, fue donde comenzó a fallar.

Estaba ayudando a Susan. Teníamos que salir de allí para que se relajase. Necesitaba aire para respirar.

Al salir me choqué con el.

No era mucho mas alto que yo, pero desde luego era aterrador.

Su pelo castaño brillaba por las luces parpadeantes, era rizado y no muy largo, aunque tampoco corto como el de su amigo, de pelo rubio y muy alto. Tenia el pelo mas corto por ambos lados dejando su melena en una cresta desordenada y dorada.

Pero lo que mas asustaba de ellos no era eso, sino sus tatuajes.

En mi familia siempre se han visto como una ofensa para el ser humano, así que no los veía bien.

A Susan en cambio le encantaban. Su regalo de cumpleaños era una mariposa en el costado de la espalda, el derecho. Nunca llegó a hacérselo.

Un pircing de medio aro atravesaba la nariz del castaño, de tal forma que me recordó a un toro. Otro pircing se apoyaba en sus dos palas al sonreir, y por último uno en la ceja derecha.

El otro chico, mas alto, tenía uno al final de la ceja del ojo izquierdo, y se le podían distinguir números en el cuello.

El de rizos estaba sonriendo.

Susan, inconsciente, se apoyó encima del mas alto.

- Buenas, señoritas...- dijo el castaño con una sonrisa extravagante.

Me asustó mucho al principio.

- Tu amiga es muy lanzada he...- dijo el alto con Susan encima.

- Ven anda, Susan apartate...- intenté sujetarla.

- No, no, estoy bien.- dijo con una sonrisa estúpida. En ese momento me dieron ganas de matarla.

- Quiere pasarlo bien, será mejor que... La dejes con nosotros.- dijo el moreno sonriendo.

- Si, no seas aguafiestas...- dijo Susan.

Eso me dolió. Los tres se rieron y se alejaron de mi.

Entré de nuevo al baño para lavarme la cara, y después volví a salir.

Pero cuando salí no vi a Susan, ni a los dos chicos siniestros.

Estuve 2 horas buscándola por todo el club.

La busqué tanto como pude, entré por todas las puertas.

Dos horas mas tarde decidí salir, ya que era evidente que dentro no estaba.

La llamé por enésima vez al movil.

Estaba en la puerta del club, a la 01:00 de la madrugada, y no tenía noticias de ella. Solo sabía que se había ido con esos dos... No.

Recorrí el alrededor del club, hasta encontrar un callejón bastante oscuro donde oí dos voces.

Me acerqué poco a poco, las rodillas me temblaban y las piernas me fallaban al pisar el suelo.

Pude distinguir dos sombras y gritos.

- ¡Joder Tristan! ¿¡Que a pasado!?- decía una de las voces.

Me acerqué más.

- ¡Solo la dejé sola un momento! ¡No sabía que esto iba a pasar joder! ¡Mierda!

Me acerqué mas y pisé algo. Un líquido oscuro que no podía distinguir.

Seguía formando un pequeño rastro de líquido hacia dentro del callejón, cada vez había mas.

Cuando estuve lo bastante cerca como para ver algo grité.

- ¡¡Ahh!!- me puse ambas manos en la boca. Seguí gritando.

El cuerpo desangrándose de Susan descansaba en el suelo, y los dos chicos siniestros estaban de pie a su alrededor.

Ambos se giraron hacia mi al oír mi grito. Intenté huir pero el de rizos me cogió del brazo.

- No vas a ninguna parte...- me arrastró hacia dentro del callejón.- No hablas de esto a nadie.- dijo serio. Su mirada conseguía asustarme.

- N-No... ¡Sueltame!- intenté soltarme de su agarre pero el me agarró mas fuerte. Mis lagrimas cesaron por el miedo. Entonces me acercó mas a el, tanto que podía notar su aliento.

- Como menciones una palabra de esto a nadie...- entonces noté un pinchazo en el abdomen, era una navaja. Mi aliento se cortó a la vez que mi respiración.- Rebecca Wilson... Susan nos a hablado mucho de ti. Sabemos donde vives... Una sola palabra y acabarás como ella.

El corazón se me paró.

***

Una semana mas tarde todo se supo. Bueno, todo lo que estaba permitido que la policía supiera.

Mi declaración fue simple: nos divertíamos. Ella fue al baño y después la encontré desangrándose en un callejón.

Su autopsia decía que había muerto apuñalada.

En aquel momento estaba fatal. Mi mejor amiga había muerto, asesinada.

Pero lo peor es que sabía quien había sido, y no podía decir nada.

Fireside. (The Vamps) [Bradley Simpson]Where stories live. Discover now