Capítulo 1: Asesina

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Capítulo 1:
Asesina

Hoy se cumple un mes desde la desaparición de mi hermano menor, Kevin.

Todo el pueblo estuvo envuelto en su búsqueda, además de diferentes organismos policiales que prestaron el mayor aporte que pudieron. Pero, aun así, no se ha sabido nada de él. La última vez que lo vi, jugaba con la hija de una de nuestras vecinas.

Recuerdo que salí a la escuela de los gemelos a buscar a Cristian, él tenía práctica ese día con el equipo de fútbol, por lo que tuvo que quedarse horas extra después de la escuela.

Los gemelos son tan parecidos y al mismo tiempo tan diferentes, Cristian o Cris; como usualmente lo llamamos, siempre ha sido el más travieso, muy aficionado a los juegos deportivos, por otro lado, Kevin es lo opuesto, es más tranquilo, siempre con un libro entre las manos, era muy aplicado, el más estudioso, a decir verdad.

Ese día, no demoré mucho en ir a la escuela y volver a casa. Pero, si lo suficiente para que Kevin inexplicablemente desapareciera de la faz de la tierra; por decirlo de alguna manera, ya que, para todos, encontrarlo es un caso perdido

No quiero ni pensarlo, para mí, él está esperando en alguna parte a que lo encuentren, quiero mantener ese pensamiento y no en la posibilidad de que este muerto.

Cuando llegué a casa y no lo encontré, me volví como loca, es como si en el fondo supiera lo que sucedía, en el fondo de mi ser, sabía que no lo iba a encontrar. Sabía que no estaba en casa, ni en algún lugar conocido o concurrido. No se me ocurría ni donde ir a buscarlo, pero, aun así, lo busque por todas partes desesperada. Las agujas del reloj avanzaban más rápido de lo normal, al menos, así lo sentía. Los minutos se convirtieron en horas, las horas en días, los días en semanas y así hasta que llegamos al mes.

La niña con la que jugaba ese día aseguró haberlo dejado en casa. Dijo que a los pocos minutos después que me fui a buscar a Cris, ella también se había ido. Desde entonces, le he dado vueltas una y otra, y otra vez al asunto, tratando de buscarle sentido.

No es posible que haya desaparecido y nadie lo haya visto o ¿qué tan lejos podría haber ido? ¿Al bosque? En tal caso lo hubiéramos encontrado. Además, Kevin nunca fue de esos niños que les gustaba explorar en solitario y mucho menos con desconocidos.

Si tan solo pudiera devolver el tiempo... seria desear lo imposible.

En este maldito pueblo, nada tiene sentido. Todos parecen estar locos, la primera semana, todos entendían nuestro dolor, la desesperación... pero, después, simplemente es como si a nadie le sorprendiera, como si estuvieran acostumbrados a este tipo de desapariciones.

No tenemos mucho tiempo viviendo en este pueblo. Valle Solo, como su propio nombre lo indica, es un lugar apartado, con muy pocos habitantes, donde usualmente no ocurre nada y de repente pasa de todo.

Llevamos apenas un año y dos meses; incluyendo el mes que lleva mi hermano desaparecido. De alguna manera me siento culpable, si no lo hubiera dejado y más bien lo hubiera llevado conmigo, a la escuela... él... él quizás estuviera aún aquí, en casa, jugando con Cris. Haciendo sonreír a mamá y haciéndome perder la paciencia.

Como lo extraño.

Pero pensar en eso no me ayuda, no me lo devolverá. Solo hace que la frustración, por no saber qué hacer, se haga gigante dentro de mí, consumiéndome lentamente, como si un cálido fuego fluyera por mis venas. No me lastima, pero me tortura con cada respiro, con cada recuerdo.

Cristina Uzcategui, Licenciada en Contaduría, una mujer formidable, que ha sido padre y madre al mismo tiempo, trabajadora en el único banco del pueblo; es mi madre. Paso de ser el pilar de esta familia, para ser un fantasma que deambula sin rumbo por la casa.

Encantus. Alas negras (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora