Capítulo Único

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Desde que comenzó el mes había estado pensando en este fanfic. Muchas cosas se me ocurrieron, pero nada me convencía... Hasta hace dos días que me dije "Basta, Gris, debes comenzar a escribir" y así fue, me senté y esto salió... 

Es algo muy sencillo, pero hecho con mucho cariño para mi Ancient favorito y consentido!! Incluso, tengo pensando hacer una historia más (sumando tres en total) por su mes de cumple. 

Sin más, ¡Espero les guste!

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Un catorce de marzo era, y Taiga ya había alcanzado los veintidós años de edad. Y por ello, la sofisticada familia Futaba organizó un gran banquete para celebrar el cumpleaños del más joven de sus miembros.

Se podía decir que Futaba Taiga lo tenía todo. Un apellido importante, reconocido, una buena familia y un hogar enorme lleno de valores. Belleza no le faltaba, mucho menos carisma, lo que le permitía hacerse amigo de cualquiera. También, contaba con inteligencia y habilidades especiales que lo convertían en una persona única, inigualable. Y por si fuera poco, también tenía amor. Sin embargo, si había algo que Taiga no contaba era con tiempo para compartir con su persona amada...

¡Pero tenía un plan! En la celebración de su cumpleaños, en la festividad preparada por su familia donde se reunirían los más allegados, Taiga se daría su propio regalo... Una noche para dos.

Entonces, Taiga vistió sus mejores ropas, aquel traje elegante y a la vez sencillo que tan bien le quedaba, se roció su mejor perfume y estuvo listo para comenzar a celebrar un nuevo año de vida. Dando una sonrisa frente al espejo, arregló un poco más sus castaños cabellos y salió de su amplia habitación al escuchar al llamado de su madre. Cuando bajó por las escalares, vio ya a varios de los invitados en la sala de reunión. Todos llevaban ropas finas, incluso los más pequeños, y al divisarlo se dispusieron a saludar y felicitarle por su cumpleaños. Taiga se dedicó a responder cada saludo, de personas que incluso no había visto antes o que simplemente no recordaba por el transcurso de los años, siempre ofreciendo una sonrisa amable, reluciendo el carisma con el que se hacía querer tan fácilmente.

Pasó un largo rato, el lugar se reducía cada vez con la llegada de más personas, y Taiga lo vio... Reunido con su familia, pudo divisar aquella cabellera de tonos claros y aquella mirada cristalina que lo derretía incluso a la distancia. Y no soportándolo más, se excusó con sus propios padres (quienes le presentaban miembros de otras familias importantes) y se abrió paso entre el mar de gente...

Y, cuando finalmente alcanzó el lugar donde había visto a quien tanto añoraba, no encontró a nadie. Buscó con la mirada a sus alrededores, pero sólo vio personas que ahora ya no le importaban lo más mínimo... Ah, Saotome Ritsu lo volvía tan egoísta.

Taiga no se rindió, y continúo su búsqueda entre tanta gente presente. Saludó a algunos, aunque bastante distraído con su cometido, y terminó saliendo a la terraza. El silencio y el calor, que se había acentuado un poco dejando atrás el invierno, lo recibieron. Y dejó escapar un suspiro una vez se apoyó del barandal.

Cuando conoció a Saotome Ritsu, Taiga tenía quince años. Ambos, más otros dos chicos de buenas familias también, comenzaron a tomar clases particulares juntos. Taiga no sólo se encariñó con sus compañeros, quienes se convirtieron rápidamente en sus mejores amigos, sino que experimentó su primer amor... Aquel que continuaba vigente hasta el día de hoy. ¿Y Lo mejor? Sus sentimientos eran correspondidos, el refinado y cálido Ritsu lo amaba también.

Sin embargo, cuando sus clases terminaron les fue difícil verse seguido. Sus hogares quedaban un poco lejos del otro y las responsabilidades de cada uno no hacían más que aumentar con el paso del tiempo. Incluso, más de una vez Taiga quiso dejarlo todo, olvidarlo e ir corriendo a ver a su amado, pero se había contenido por el peso de su posición como Futaba. Y hoy, que se reunían nuevamente después de cierto tiempo, Taiga no quería desaprovechar ni un segundo...

Noche para dosWhere stories live. Discover now