Masquerade

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Y Shindou simplemente olió. Y, entre todos los olores de perfume y colonia, se sorprendió con lo que al final encontró.

—¿Eres tú, Kiri-?

—Calla, no hables —le calló éste, con una voz más aguda y alarmada de lo normal—. Sólo baila conmigo como en las fiestas de tus padres.

—Y-yo no sé...

—Deja de balbucear, tonto —se rio—. Tengo algo importante que decirte antes de que todo vuelva a la normalidad.

Nunca antes esa frase le había alterado tanto: Su corazón desbocado por una idea loca de lo que le diría le hizo esperar aguantando la respiración.

* * *

Unos días antes: principios de febrero

Cuando uno lleva años conviviendo con las mismas sensaciones, parece como que se olvida que están allí, no les hace caso, son rutina. En cambio, cuando sucede algo que impide drásticamente que esas sensaciones lleguen es cuando uno se da cuenta de lo importantes que eran en su vida.

Esta clase de filosofía barata y de calle es algo que a ciertas edades aún no se sabe. Y es probable que sea el motivo por el que Shindou Takuto, futbolista, músico y ricachón caballeroso, a sus diecisiete años, necesite de intervención del azar para aprender una valiosa lección: conocerse a uno mismo.

Shindou vivía por muy pocas cosas. El fútbol, la música clásica y sus amigos. Casi siempre estaban relacionados los unos con los otros, pues sus amigos eran futbolistas y algunos de ellos solían asistir a recitales con él. Kirino y Tenma eran los que le solían acompañar a todas partes.

Cuando llegaba a clases y a los entrenamientos, como precisamente estaba haciendo en esos momentos, le embargaba una sensación hogareña que le recordaba a cuando tocaba el piano. A quien saludaba primero, inconscientemente, era a Kirino Ranmaru, su más fiel amigo, quien siempre le devolvía la sonrisa. Justo después, saludaba a Matsukaze Tenma, aunque a veces él mismo saltaba de ninguna parte para decir hola.

—¿Ha habido suerte hoy? —le preguntó Shindou a Kirino.

—No, todos los profesores han venido.

—Ah... no tengo nada de ganas de hacer clase.

—Cuéntaselo a esos dos —se rio Kirino, señalando con la mirada a Tenma y Tsurugi. Éstos estaban coqueteando en el pasillo, en uno que no era el suyo, más concretamente, pues iban dos cursos por debajo. Luego, Tenma se dio cuenta de la presencia de Shindou y entró arrollando a dos alumnos más grandotes que él—. Ay, Dios, siempre tiene que llamar la atención.

—¡Shindou, Kirino! ¡Tengo una propuesta!

—Buenos días para ti también —replicó con una risita Kirino.

—¿Es sobre el entrenamiento de hoy?

—¿Qué? ¡Ah! No había pensado en el entrenamiento... —Aunque algunos ya eran mayores para el equipo del Raimon, muchos de los antiguos jugadores que vieron a Tenma crecer como capitán se veían para entrenar con los pequeños—. ¡Da igual eso! He descubierto un local que os gustará.

—No sabía que te gustara salir de fiesta —comentó Shindou.

—Bueno, es algo reciente... En fin, ¿os apuntáis? Dicen que allí se suele ir disfrazado.

—¿Sabes cómo se llama el local, por lo menos? No sé, para no ir a parar al otro lado de la ciudad sin querer —preguntó mordazmente Kirino. Shindou se dio cuenta de que tenía un día de bromas sarcásticas otra vez.

Masquerade [Inazuma Eleven Go - Shindou x Kirino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora