Una noche

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- Hay que comérselo todo, cariño.

Mientras preparaba la última cucharada de papilla, ella le hacía morisquetas. Tras limpiarle las comisuras le destapó, le cambió el pañal y volvió a arroparle con delicadeza.

Le abrazó, y el latido de su corazón le reconfortó y le condujo a las puertas de un hermoso sueño. Ella sonrió divertida al ver cómo bostezaba.

Apagó la luz, pero dejó como guardián el tenue brillo de una lamparita nocturna. Cerrando la puerta lentamente, susurró:

- Buenas noches, que duermas bien, hasta mañana, abuelito.

- Buenas noches, que duermas bien, hasta mañana, abuelito

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Una nocheWhere stories live. Discover now