James

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Salí del cuarto del bartender, y revisé el telefono, tenía unas veinte llamadas perdidas y un spam de mensajes de Isaac, ni siquiera los quise ver guarde mi teléfono en mi bolsillo y me dirijí a nuestro apartamento despues se todo era mio, el no habia pagado ningún gasto de nuestro lugar llamada hogar, saqué las llaves y abrí la puerta, me encontre al chico rubio sentado en el sofá, con los brazos cruzados, en unos pequeños boxers blancos y sin camisa, no puedo evitar decir que la escena me exitó un poco, pero me rompió el corazón ver que sus ojos tambien estaban llenos de lagrimas, apenas pude dar dos pasos y se tiro a mi me abrazó fuerte y me beso la frente.

-No te vuelvas a ir así- dijo con su voz dos tonos más ronca de lo normal- estaba preocupado por ti, ahora sigue el castigo por haberte portado tan mal con tu papi.

Me puse un poco nervioso, nunca me había castigado, pero decidí ponerme sumiso, se sentó en el sofá me puso de una manera que yo qurdara boca abajo sobre el, luego sentí como fue bajando mia pantalones junto con mis boxers, lo primero que sentí fue su palmada grande y fuerte,  contra mi nalga derecha.
-Ah- se me escapo un pequeño grito, al parecer eso lo exitó más, porque volví a sentir una segunda nalgada, más fuerte y más segura.
-Papi te está castigando por ser un mal niño- dijo el con voz grave y un poco ronca de exitación, me dio otra nalgada, y grite de dolor, pero me empezaba a gustar este dolor, y empecé a curvar un poco mi espalda para que me mi culo quedara todo a su disposición, me dio otra y otra, yo solo gemía, luego terminó y yo sentía su polla dura contra mi abdomen, me senté a horcadas sobre él, y lo bese suavemente, lo deseaba, lo deseaba mucho, empecé a mover mi culo, restregando su paquete y él levantó un poco su cadera quitándose su bóxer y liberando la bestia, posicione mi entrada con su con su polla y baje suavemente, dejando que sintiera cada parte de mi y yo de él, Isaac besaba mi cuello, dejando chupetes, y yo agarraba su castaño cabello desordenado, él sujeto mi cadera, parando mi movimiento, y el empezó a mover sus caderas, rápido y salvaje.
En sus ojos, veía un verde salvaje, duro y con ira, estaba de verdad, enojado luego me alzó y me llevó a nuestra cama.
-Ponte de cuatro- dijo frío y cortante, lo hizo y puso sus manos en mi  cadera y me follo, duro y salvaje.
Sentí como se vino y me llenó, amaba que me llenará, luego se acostó y yo me posicione a su lado contra su pecho, no me había perdonado y no sabía que hacer.
Hola mis patatas, perdón por la espera espero que les guste, los amo.

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