Mírame

Capitulo 3

Cuando era mas pequeña, me gustaba jugar a las muñecas que estaban en el ático. Eran unas bellas muñecas de porcelana y a todas les ponía nombres diferentes, me gustaba vestirlas de diferente forma e incluso inventarme infinidad de historias con ellas. 

El ático por mucho tiempo fue mi lugar secreto, venia en las noches cuando todos dormían, y a pesar de estar oscuro y sucio, nunca tuve miedo. siempre tenia alguien que me acompañaba, aunque no era real, pero siempre estaba dispuesto a jugar conmigo cuando lo llamaba.

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Jenna y yo ya habíamos terminado la escuela secundaria y ella estaba aplicando para una universidad local, mientras yo aun no sabia que hacer con mi vida. La verdad es que nunca tuve tantas aspiraciones como quizás ella si lo hacia. Ella parecía tener cada segundo de su vida fríamente calculado, mientra yo dejaba que todo surgiera de manera natural.

Papá era feliz mientras yo fuera feliz, pero mamá no podía con mi "frescura".

-De por Dios Emma, no puedes quedarte toda la vida sin hacer nada...-

-Má, yo si hago algo. Como, duermo y voy al baño ¿No te parece suficiente?- siempre le respondo sonando inocente. Mamá solo soltaba un bufido, mientras papá soltaba unas risas desde el mueble.

No me mal interpreten, claro que pienso en algún momento de mi vida independizarme, incluso ruego porque ese día llegue y poder salir de esta casa. Siento que esta casa me asfixia, me sofoca, me consume, pero todos se niegan a decirme el "por qué" debemos quedarnos.

-Esto es lo que somos- dice papá, pero nadie me explica realmente que es lo que somos.

Solo de vez en cuando a la abuela se le sale una que otra disparatada, pero aprovecho esos momentos para sacarle información que ningún otro me ha dado.

-No te confíes de los espejos, son engañosos- es lo único que siempre repite la abuela después de una loca historia que no tiene coherencia.

¡Si! los espejos son engañosos, lo se, porque cuando me veo delgada, realmente pasa que subí 3 kilos. 

Pero mi abuela lo dice como si hubiese algo mas en ellos, incluso en mi casa todos los espejos están prohibidos, solo he visto uno en cuarto de mis padres y otro en el ático. Para poder arreglarme tengo que ver mi reflejo en el cristal de la ventana o incluso de un vaso, y ya en ultimas, prefiero ir a casa de Jenna, que tiene espejos en casi toda la casa. 

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Llevo mas de un mes trabajando en un supermercado junto a Jenna. Ella es la encargada de la caja y yo estoy en bodega. No es el mejor trabajo, pero al menos puedo empezar a reunir para mis gustos. Junto a mi trabaja Henry y Jhon que siempre me tiran indirectas para salir, e incluso he salido un par de veces con ellos, pero a decir verdad, no son de mi gusto. 

Tengo un vago recuerdo de mi imaginación del hombre de mis sueños, no se si lo vi realmente, lo imagine o lo soñé, pero nadie a llegado ni cerca a el. Jenna me dice que no esta de mas intentar con unos de verdad, pero no me apetece estar besando sapos. En el fondo se que en algún momento llegara el hombre de mis sueños, solo espero que no este muy anciana para reconocerlo, o peor aun, que la maldición familiar me haya llevado de las patas.