Absolutamente Único.

1.8K 181 23
                                    


Sé que soy masoquista.

Perfectamente lo supe desde el momento en que me besaste la primera vez. Tus labios me habían sometido de una manera casi instantánea, no pude negarte nada cuando tus ojos rojos se fijaron en los míos y termine a tus pies.

¿Que me has hecho, Akashi?

Lo siento. Es Seijirou.

Desde el primer momento en que me tomaste de las manos, desde el instante que posaste tus absolutos ojos en mí, me di cuenta que no tenía salida, no había forma de que yo pudiera escapar.

Tampoco quería hacerlo.

Duele cada que no estás cerca, me angustio, me entran celos enfermos de saber que alguien más puede tener tu atención. No soporto el hecho de saberte tan lejos, y aunque me susurras en el oído que tenga paciencia, que espere, que aguante, que no me dejarás, que yo te pertenezco y nunca abandonas las cosas que son tuyas.

¿Cómo sabes lo que siento?

Cierto, dices que soy como un libro abierto para ti.

Odio que sonrías con esa arrogancia cuando estamos a solas en este cuarto de hotel mientras te empujo con una fuerza que no sabía que tenía y te miro fijamente. Creo que sabes que estoy enojado pero es que ha pasado un mes desde la última vez que viniste a verme.

─ No deberías estar celoso, Kouki. ─ me susurras mientras acaricias mi rostro sin importarte que estás debajo de mi en la cama. No, tú nunca estás indefenso. Un León nunca será derrotado por un pequeño perrito nervioso. Pero es que no puedo evitarlo.

No te respondo, no te daré el gusto.

Aunque al final sé que sabes lo que pienso y lo que siento, por lo que te gruño cuando me inclino hasta tus labios, te beso con molestia y termino mordiéndote con algo de fuerza, te quejas y me miras. Hace mucho que dejé de tenerte miedo, pero eso no quita que sepa que eres alguien peligroso, alguien que cuando está en esas situaciones, eres alguien que deja salir toda esa pasión que nadie más conoce.

Solo yo.

Me giras en la cama y me dejas debajo de ti mientras tus brazos me rodean. Ese brillo en tus ojos me dice claramente que estás desatando a esa bestia que tienes dormida dentro de ti. Esa bestia desalmada que es enfermamente posesiva conmigo. Me marca, me araña, me muerde, me besa, me posee de una forma desenfrenada hasta el punto de que duele de tanto placer.

Por que me fascina que duela.

Y te inclinas a darme otro beso, ahora en venganza de aquella mordida, tus manos me recorren entero y arrancas la ropa completamente, la lanzas fuera de la cama mientras tus dedos se aprietan contra mi cadera y termino gimiendo tu nombre cuando muerdes mi hombro. Sabes que eso me encanta.

Sabes que eso me descontrola.

Bajas con tus labios lentamente, me desesperas, sabes que me gusta más fuerte, sabes que contigo, nada es con suavidad, no cuando ambos sabemos que eres un sádico y yo soy un masoquista.

Mi Sádico...

... tu masoquista.

─ Sei... ─ me remuevo en la cama y me sujetas con fuerza. Tus ojos me miran desde el vientre en donde te encuentras, es una advertencia de que me quede quieto, pero es que esos besos tan suaves están haciéndome sentir desesperación. Muerdo mi labio inferior ante la sensación de placer, de ansiedad. Dejo salir un suspiro cuando muerdes suavemente mi ingle.

Por todos los demonios. Voy a volverme loco.

Me torturas mi entrepierna con caricias vagas con tus labios, tus manos están delineando mis pezones mientras intento quedarme quieto. No creo poder aguantar y separo más mis piernas, siento palpitar mi vientre, mi trasero y lo que hay entre mis glúteos.

Absolutamente ÚnicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora