Estoy casi convencida de que la idea de la preparatoria viene directamente de la mente del mal, y empezarla nuevamente no es algo que desee en lo más mínimo. Especialmente no en un pueblo tan pequeño como éste, donde todo mundo se conoce.

Giro mi cabeza buscando con la mirada el lugar donde dejé la caja y la fotografía, esperando poder tocar la suave superficie de la foto o el terciopelo en el interior. Como sea, sólo me encuentro con el frío material de la base de mi colchón.

Me siento, confundida, sin poder encontrar la caja por ningún lado. Me levanto buscando por la habitación. Reviso el armario, pero no hay suerte.

¿La puse en algún otro lado? Juro haberla dejado sobre mi cama. No le crecieron piernas y se fue, así que ¿dónde diablos está?

No tengo idea del por qué me siento repentinamente atraída a esa caja, pero está claro que algo acerca de ella me está afectando, mientras, reviso a través de las cajas medio abiertas llenas de mis cosas, buscándola.

Después de diez minutos de búsqueda bufo volteando hacia mi cama, y me congelo.

Allí, en el mismo lugar donde la había dejado, está la caja.

La tomo, abriéndola y sostengo la fotografía.

- ¿Qué tipo de juego es éste? -pregunto, frunciendo el ceño hacia el sonriente chico en la foto.

Debe haber algo en este aire de Washington que me está haciendo alucinar, porque no hay manera de que la caja estuviera hace diez minutos sobre la cama.

Alguien toca a mi puerta e instantáneamente aviento la caja hacia una pila de ropa sobre el suelo. Abro la puerta a mi madre, quien sostiene una bandeja llena de brownies.

-Hola cariño, te traje postre -dice sonriendo-. Lamento si te molestaste en la cena. Espero que no estés tan enojada ahora.

Trago saliva, asintiendo levemente.

-Gracias -tomo un brownie del plato y le doy un mordisco. El chocolate sabe bien en mi paladar. Mi madre siempre ha sido increíble cocinando.

-Muy bueno -gesticulo, atragantándome con el brownie y ella sonríe de nuevo.

-De cualquier manera, también vine para ver si necesitabas ayuda para desempacar -dice y se adentra en mi habitación, poniendo la bandeja de brownies sobre mi tocador-. Haz de querer toda esta ropa fuera antes de irte a la escuela por la mañana -apunta hacia la pila de ropa que yace sobre el suelo.

-Oh, no te preocupes -digo, sabiendo que escondí la caja en esa pila-. Lo haré después, ahora estoy cansada.

-No tomará mucho tiempo -dice mientras se agacha y toma una arrugada blusa-. De todos modos, no es como que tengas una colección gigante de ropa.

No quiero que encuentre la caja. Ella no la encontró en su armario. Yo la encontré en el mío. Quien lo encuentra se lo queda.

-Mamá -hablo cuando termina de doblar la blusa y toma un par de jeans-. Dije que no te preocupes.

-Jane, esto es un desastre. Aparte tengo que aspirar los pisos, no querrás que tu ropa se quede aquí.

Abro grandemente mis ojos mientras ella se dirige a tomar la camiseta que cubre la caja.

-Mamá, ¿escuchaste eso? -escupo de repente, lo cual hace que tire la camiseta, mirándome curiosa.

-¿Escuchar qué?

-Podría jurar que papá te estaba llamando. Probablemente necesite otra vez ayuda con la televisión.

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora