«Humanos... Humanos...».

—Esa no es la razón, solo encontré sangre más poderosa.

—Oh... ya veo. —Baja la mirada hacia la vela y cuando levanta la vista, sus ojos están llenos de resentimiento—. Supongo que no soy lo suficientemente bueno para ti. No soy Aidan.

Me pongo de pie al instante.

—¿Qué quieres decir? —presiono, caminando hacia él.

—He visto la forma en que lo miras, pero él ni siquiera se molesta en notar tu presencia —dice con amargura.

No caeré en su juego, sé que está molesto porque lo he cambiado, por lo tanto, no dejo que sus palabras me afecten.

—No tengo sentimientos, Travis. No para ti, no para Ian y, especialmente, no para Aidan —hablo en serio; aunque me siento atraída por mi líder, eso es todo.

Travis sale del compartimento, lo escucho sollozar en la distancia.

«¡Qué humano tan patético!».

«Espera... ¿Por qué estoy siendo tan mala?». Suelo ser introvertida y de pocas palabras, pero jamás cruel. ¿Por qué siento esta repentina molestia hacia los humanos? Tal vez es la sangre de Shadow lo que me está volviendo una desalmada. Quizás él desprecia a los humanos. Cuando cierro los ojos, uno de los pocos recuerdos que tengo de mi infancia viene a mí. No sé por qué no puedo recordar nada específico o completo de mis dieciocho años de humanidad.

Está muy oscuro, no puedo ver bien; entonces, escucho la voz de mi padre.

—Siempre recuerda quién eres, Morgan. —Su tono tan suave—. No todo lo oscuro es maldad, no todo lo que brilla es bondad. —Y luego el silencio dominó la oscuridad.

«¿Padre?», llamo mentalmente, mirando a mi alrededor, pero nadie responde.

Me pregunto por qué dijo eso, por qué no puedo recordar más.

***

La noche siguiente me despierto sintiéndome extraña. La sangre de Shadow está teniendo un efecto en mí, puedo sentirlo. Gruño, incorporándome. Mi cuerpo se siente pesado, mis extremidades como electrificadas; es como si me estuviera amoldando al poder de la sangre de Shadow. No le presto atención a Aidan, quien está a unos pasos de mí. ¿Se ha aficionado a estar en mi compartimento?

—Morgan.

Estiro los brazos.

—¿Eh?

Sus ojos brillan en la oscuridad.

—Como tu creador, te ordeno: no salgas de esta cueva.

«¡Mierda!».

—¡No, esto no es justo! —exclamo, levantándome. No puedo salir y beber la sangre de Shadow.

—Eres terca. No tengo otra opción. —Se da la vuelta para irse. Por instinto, me materializo frente a él, bloqueando su camino ¿Desde cuándo puedo hacer eso? Nunca he podido hacer algo así con tanta facilidad. Ya me preocuparé por eso más tarde.

—¡No tienes derecho a hacer esto! —le grito. Sus ojos vacíos se clavan en los míos.

—No volverás a beber su sangre, Morgan —habla como si esa fuera la última palabra en esta situación.

—Esto no es asunto tuyo.

Aprieto los puños a los lados de mi cuerpo. Si quiero beber la sangre de Shadow, ¡es mi decisión! No la de Aidan. En un abrir y cerrar de ojos, se mueve tan rápido que lo veo borroso para posicionarse detrás de mí.

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