Intento 124(II)

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Malcini fue el que tomó unos minutos extras antes de caer privado. Le había pedido a Esteban unas cuantas hojas de papel que él aún cargaba consigo más un lapicero, y se puso a escribir por un buen rato de modo afanoso.

Ni Alexander ni su amiga de Je-Mor alteraron sus asientos; se quedaron uno al lado del otro, conversando en voz baja. Ambos suponían que les quedaba pocas horas para estar juntos; de forma inconsciente o no, los dos querían aprovechar al máximo ese momento. El par hablaron sobre lo que harían cuando se acabara todo esto, pero no les levantó mucho los ánimos; ellos descubrieron que lo que planeaban hacer no eran tan atractivo ya que faltaba un ingrediente: compartirlo juntos.

El muchacho pelirrojo había notado que algo molestaba a su compañera de al lado, el brillo de sus ojos tomó una nube de preocupación. Él podía reconocer esa mirada, estaba acostumbrado a verla en los campos de producción... Sin embargo, en este caso no cargaba tanto desaliento ni dolor, solo una fracción que estaba allí presente. Aquella había iniciado a partir del instante en que quedó claro el hecho, que su tía Rac y Carina eran la misma persona. El chico no precisaba el cerebro de Samir para relacionar ambas cosas,

"Te dolió la decisión de tu abuelo y tu tía," dijo, no preguntándolo, sino afirmándolo.

Una vez más, Tsi se sorprendió de cómo Alex podía leer sus emociones, a pesar de conocerse de tan reciente, y de nuevo se sintió agradecida que le diera la oportunidad de poder abrirse diciendo lo que sentía. Sabía que no la juzgaría de egoísta o inmadura, él la escucharía con toda la simpleza y atención del mundo, justo lo que ella necesitaba.

"Todavía no puedo entender que montaran toda esa parodia y nos hicieran creer que mi tía había muerto. No es una cosa así nomás, ¿te imaginas el dolor que causaron a mi abuela? ¡Perder a su hija! Y a mi padre y..., y..., y a mí. Yo no solo admiraba a mi tía, ella era con quien me confiaba cada vez que tenía un problema, más que con cualquier amiga. Es cierto que tenía la personalidad que ustedes describen de Carina, no muy sociable que digamos, y en tu mundo debe haber sido incluso peor, por miedo a que descubrieran que venía de otro planeta. Pero conmigo se transformaba en alguien de mi propia edad y sabía comprenderme. A pesar de no vivir en la misma ciudad, nos manteníamos siempre en contacto. Su muerte me dejó un gran vacío. Ella se fue y ni siquiera se despidió. Se fue y me dejó creer que estaba muerta, seguro ni le importó. Claro, ¿por qué pensar en una chiquilla pesada? Total, ahora veo que yo no contaba ni un ápice en su vid..."

"No, Tsi," interrumpió su oyente. "No te vayas por ese camino, no ganas nada, solo hacerte daño. Lo sé porque muchas veces me pregunté si le importaba algo a mis papás; yo prisionero en el campo de producción y ellos afuera sin hacer nada para que el mundo supiera y terminara con esa situación. Pero, ¿qué podían hacer? Si hubieran actuado, la Mebhris y sus compañías aliadas se habrían encargado de ellos y de mí. Y te apuesto era yo lo que más les asustaba. Ellos siguieron con su vida, sufriendo miserias porque no tenían opción; porque no querían que me pasara algo peor."

"Esa es otra situación, Alex, no puedes comparar."

"Es lo mismo: o tu tía se quedaba, pasando por una muerte asquerosa y lenta en la que no solo ella sufriría, sino ustedes también; o los dejaba de porrazo, con un final menos lento, menos doloroso. No creo que haya sido tampoco fácil para ella vivir en nuestro planeta, alejada de todo y todos, fijo por eso se dedicó todavía más a su arte. Para Fle tampoco debe haber sido fácil y ojalá que tu abuela haya estado enterada del plan."

"Eso espero..."

El varón continuó,

"Tu abuelo no lo hizo solamente pensando en su maquinación para salvar nuestros mundos, también estaba salvando a su propia hija. Carina vivió muchos años, se murió bastante vejestoria, ¿sabías?" añadió su acompañante con una sonrisa traviesa.

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