Nunca tuve intenciones de confesártelo y menos ahora que hemos decidido dejarlo. Nunca pasó por mi cabeza estar hablando contigo a solas, deseando que la canción que me acompaña fueses tú escuchándome.
Siempre he sido un fanático de las personas que desean escucharte, que quieren conocerte, tú eras una de ésas, de esas pocas a las que bien podrías contarle tu obsesión por un dulce o la obsesión por las nostalgias.
Tienes esa cualidad, sabes escuchar, sabes ver a alguien a los ojos, sabes sonreírme, sabes hacerte querer... ¿Me creerías si te digo que se puede querer a alguien de pronto y que ese lapso de tiempo no se mide en años sino en pensamientos?, ¿deberíamos creer eso?... Estoy seguro, por lo que conocí de ti, que quizá no estarías de acuerdo, propondrías otra idea.
Hubiese deseado saber más de ti, no tuve tiempo, me concentré en asociar las mentas a ti y las benditas noches a cuestionarme: --¿Habrás sonreído?...
Mi objetivo además de otros que no lograré, es decirte que no es que no crea en la magia, en las llamas gemelas, la verdad es que me niego a creer, porque creer en ello siempre me acercó a alguna esperanza.
¿Pienso en ti?, ¿Te extraño?, ¿Me gustas?
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