Al llegar a casa estoy tan cansada que subo directamente a mi cuarto, me pongo el pijama y me meto en la cama.
Jeremiah sube unos minutos después. Se acerca a mi cama, me aparta el pelo de la cara y me besa la mejilla con ternura.
-Buenas noches, tesoro -me susurra dulcemente.
Abro levemente los ojos y le sonrío.
-¿Duermes conmigo? -le pregunto.
-¿Puedo? -sonríe seductor.
-Por favor -levanto la sábana lo suficiente para que pueda entrar.
Sonríe satisfecho.
-Espera -dice.
Se quita los pantalones y la camiseta y se mete en la cama. Se acurruca delante mío y me abraza la cintura.
-Te amo -me sincero finalmente.
Jeremiah abre tanto los ojos que parece que se la vayan a salir. Me pone la mano en la mejilla y se acerca a mí.
-Te amo -me besa la frente-, te amo -me besa la mejilla-, te amo -me besa en los labios.
Le devuelvo el beso y lo agarro del cuello para profundizar el beso.
-¿Quieres empezar una vida conmigo? -le propongo.
Sonríe de oreja a oreja y con los ojos brillantes contesta:
-Por supuesto -acerca nuestros cuerpos hasta quedar el uno pegado al otro.
Finalmente nos dormimos.
-Buenos días, mis niños -nos despierta mi madre abriendo las cortinas.
Jeremiah y yo aún estamos abrazados, tal y como nos dormimos anoche.
Abro los ojos y el sol me ciega con su brillo. Parpadeo varias veces hasta que me acostumbro a la claridad.
-Buenos días -sonríe Jeremiah.
-Buenos días -le respondo con un beso.
-¿Te gustaría hacer algo diferente hoy? -pregunta al separarse-, a parte de ir de nuevo al cine...
Me río un tanto.
-¿Qué te parece ir de picnic? -sugiero arqueando las cejas.
Las levanta él también y asiente satisfecho.
-Sí, ¿por qué no? -sonríe.
-Claro, ¿por qué no? -repito sonriente también.
Después de hacer la cama, desayunar, ducharnos, preparar la comida, o sea, los sándwiches y el agua, guardar en una cesta el mantel, bien, resumiendo, una vez lo tenemos todo preparado, cogemos las bicicletas y con la cesta detrás nos dirigimos hacia el bosque.
Una vez allí estiramos el mantel y nos sentamos encima. Cogo la cesta y saco todo lo que hay dentro.
-¿Tienes hambre? -pregunto ofreciéndole un sándwich a Jeremiah.
-La verdad es que no... -niega con la cabeza-, ¿y tú? -me pregunta.
Niego también.
-¿Qué te parece si paseamos? -pregunto levantándome y tendiéndole mis manos.
Las coge y asiente.
-Sí -contesta sonriendo-. Un buen paseo siempre va bien para abrir el apetito.
Asiento no muy convencida.
-Vamos entonces -se levanta, se sacude los pantalones y se situa a mi lado. Me coge la mano.
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Solo pienso en volver a verte
Romance"¿Sabes ese chico o esa chica que con tan solo mirarlo, tocarlo o estar cerca de él o de ella nos volvemos locos? Pues eso pasó cuando después de cuatro largos años vi a Jack de nuevo. Él era increíble, era increíblemente perfecto. Tenía sus manías...