La Narcolepsia: Un Sueño Permanente

Qué pasaría si un día dejaras de poder hacer todas aquellas actividades diarias que, a priori, no presentan ningún peligro para nadie; como subir o bajar escaleras, conducir o cocinar. Qué pasaría si, de repente, estas tareas se hubieran convertido para ti en cosas verdaderamente peligrosas que podían causarte lesiones graves o incluso la muerte.

Los problemas a la hora de conciliar el sueño son un característico indicio de estar sufriendo algún trastorno del sueño. Sin embargo, existen alrededor de 100 patologías del sueño, de las cuales, prácticamente todas van más allá de la dificultad para dormir.

La narcolepsia en una de ellas.

Este es un trastorno neurológico crónico que afecta tanto a la capacidad cerebral de regular con normalidad los ciclos de sueño, como a la de despertarse. Las personas con este trastorno sufren fugaces impulsos de dormirse en diversos momentos a lo largo del día. Si dicho impulso se vuelve insoportable, estas se quedan dormidas durante pequeños períodos de tiempo que pueden durar desde unos segundos, hasta varios minutos. En casos particulares, los pacientes permanecen dormidos una o más horas.

Generalmente, las personas con narcolepsia se sienten descansadas justo después de despertar, sin embargo, permanecen con somnolencia durante el resto del día. Además, la mayoría de personas con narcolepsia experimentan un sueño irregular e interrumpido que ocasiona despertares frecuentes durante la noche.

Además, la narcolepsia es un trastorno que, una vez aparece, se convierte en un problema permanente, a pesar de que este no empeora a medida que la persona envejece. Esto es debido a que la narcolepsia puede alterar inmensamente la vida de las personas que la sufren, dado que estas pueden, involuntariamente, quedarse dormidas en cualquier momento, lo que convierte a la narcolepsia en un trastorno claramente incapacitante. Una persona que se queda dormida durante una actividad como, por ejemplo, comer, hablar o conducir, automáticamente continúa dicha actividad durante unos segundos o minutos sin ser consciente de ello. Su escritura puede, por ejemplo, degenerar en un garabato ilegible, o incluso pueden llegar a guardar objetos en lugares inusuales, olvidando dónde los colocaron. Si se produce un episodio mientras se conduce, el paciente puede perderse o sufrir un accidente. Las personas tienden a despertar de estos episodios sintiéndose renovados, sin somnolencia o fatiga.

Por otra parte, un ciclo de sueño normal dura 8 horas aproximadamente, y se compone de 4 a 6 ciclos de sueño distintos. Cada uno de dichos ciclos comienza con un periodo de sueño de movimiento ocular no rápido (NREM), seguido por otro de movimiento ocular rápido (REM). Este último se caracteriza por ir acompañado de ráfagas de movimiento ocular rápido, así como del aumento de la actividad cerebral y la parálisis temporal de los músculos. Las transiciones entre ambos periodos de sueño ocurren a través de interacciones entre grupos de neuronas (células nerviosas), en diversas partes del cerebro.

Para una persona normal, un ciclo de sueño dura entre 100 y 110 minutos, empezando con el sueño NREM y entrando al sueño REM después de aproximadamente 90 minutos. Las personas con narcolepsia con frecuencia ingresan al sueño REM rápidamente, 15 minutos después de quedarse dormidos. Además, la debilidad muscular y la actividad de sueño característica de este periodo pueden ocurrir durante la vigilia o estar ausente durante las horas de sueño. Por lo que la narcolepsia es un conjunto de procesos que afectan a los mecanismos cerebrales que regulan el sueño REM.

Si no se diagnostica o no se trata, la narcolepsia puede interferir con la función y el desarrollo psicológico, social y cognitivo e inhibir las actividades académicas, laborales y sociales.

La narcolepsia no es algo tan raro como pensamos, sin embargo, es un trastorno poco reconocido y del que todavía se desconocen muchas cosas. Este afecta tanto a hombres como a mujeres y, a pesar de que hay personas que padecen este trastorno alrededor de todo el mundo, las tasas de prevalencia varían según la población. Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS), uno de cada 2.000 estadounidenses padece narcolepsia, frente al uno de cada 500.000 en Israel y el uno de cada 600 en Japón.