Qué hubiera pasado si los kuran tenían dos hijas y no una?.
Ella es, sorprendentemente, seis meses menor que yuki, ella fue criada por los sirvientes, sus padres al ver sus ojos pensaron que seria igual que su tío: rido, ellos la ignoraron y ese fue...
Al pasar los minutos haruna cayo dormida en brazos de su padre, kaien la llevo a su habitación, decidió no dejarla dormir con yuki, la oji marrón ya estaba durmiendo y de seguro en la madrugada la oji plateada se despertaría y tal vez necesitaría el apoyo de alguien, la dejo en su cama y acaricio su cabello.
-pequeña princesa, te ayudare en todo lo que necesites -susurro con una sonrisa.
Los días pasaron, las niñas se estaban acostumbrando a la casa, haruna era la que más interactuaba con kaien, sin embargo su rostro siempre estaba neutral, si mostraba alguna emoción era un milagro, yuki siempre estaba en la ventana como si esperara a alguien.
-"debo de volver a mi rutina y pensar bien lo que voy a hacer, aunque me haya pasado todo esto y en este lugar sea ignorada por casi todos, tengo una vida y debo de seguirla, debo de construir nuevos sueños" -pensó con decisión la pequeña haruna mientras leía unos libros.
Estaba en la biblioteca de la casa, ella dormía en otro cuarto un poco lejos que el de yuki, hablando de ella, como lo suponía haruna, los primeros días por sentirse sola yuki estaba un rato con ella, sin embargo sus pensamientos fueron dejándola de lado y empezando a pensar más en kaname.
-haru chan, es hora de comer!~ -chillo feliz kaien al entrar en la biblioteca; éste sabia acerca de que recordaba toda su vida como kuran y que sus padres la ignoraron por un tiempo pero que al final estuvieron con ella y que ella los perdono, pero no sabia que ella había reencarnado en ese mundo gracias a dios, kaien suponía que su intelecto era gracias a que aún tenia sus recuerdos de ser una kuran. Ademas de que los dos hicieron una promesa de no decirle nada a kaname, esa era otra promesa que kaien no rompería.
-ahí voy -dijo cerrando el libro y dejándolo en el suelo.
La biblioteca era pequeña y era una habitación un tanto oscura, ya que kaien hace mucho que no estaba en ese lugar. De un lado estaba la pequeña biblioteca y en la otra esquina había una ventana junto a un sillón.
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Al llegar al comedor haruna entro con tranquilidad y kaien entro bailando con dos papeles en su mano.
-mis bellas princesas ya son oficialmente mis hijas!, vamos pueden correr a mis brazos y decirme oto san! -grito emocionado abriendo sus brazos, yuki lo miro curiosa y volteo su mirada hacia la ventana mientras haruna lo ignoraba y comía su amado ramen.
