Capítulo Dieciocho

Start from the beginning
                                    

_ Cierto, lo siento. Sigue.

_ Donde me había quedado... Ahh si, él siempre tenía su chequera en el mismo cajón que su arma. Jamás la había usado que yo supiera pero la tenía por seguridad siendo quien era. Cuando la vi recordé mi amenaza de muerte y la levante, quería ver como se sentía... No me gusto para nada, era frio y el solo haberla levantado una vez me había dado la seguridad de que nunca sería capaz de lastimar a nadie, ni siquiera si ese alguien era un jodido hijo de puta. Así que volví a dejarla donde estaba, tome mi cheque y me fui.

_ De modo que así es como llegaron tus huellas al arma

_ Es lo que siempre he supuesto. Quien realmente lo mato tiene que haberme visto y decidió culparme desde el principio o simplemente uso guantes porque si

_ ¿Y la sangre?

_ No tengo la menor idea, pero luego supe que ese había sido el as en la manga que tenía el fiscal contra mí. Y lo que en cierto modo, a pesar de no saber, me llevo a decidir cambiar mi declaración

_ Termina de contarme todo

_ Después de eso volví a lo de mi amigo, empaque un par de cosas mías que había allí, más ropa prestada de Aria y Ethan, y esperamos. Esperamos a que se hicieran las 21hs para ir a la mansión y hacer lo que ya dijimos que hicimos. Obviamente todo esto quedo opacado por la noticia del asesinato de Grigory pero si hablábamos podría causarle problemas a mi amigo de modo que le mande el cheque que había retirado antes como liquidación del tratado al empresario y advertí a mi abogado que no le creyera a Ethan si hablaba. No hubo denuncia de lo ocurrido de modo que no había nada para constatar.

_ ¿Y Aria a todo esto?

_ Estaba de viaje con los padres visitando a unos familiares en Londres. Volvió apenas se enteró de lo mío.

_ Dijiste que no volverías a tu casa, ¿Cómo te arresto la policía entonces?

_ Volví, mi hermano me llamo y no podía irme sin despedirme de él. Justo cuando estacionaba mi auto apareció la policía y me puso las esposas. Luego de eso, las instancias previas al juicio donde todas las pruebas indicaban que yo era la culpable así que no me quedo otra que decir que lo era.

_ ¿Después?- pregunte suavemente, sabía que había grandes posibilidades de que no me lo contara

_ ¿Realmente te interesa saberlo?

_ Si- conteste y ella se quedó un rato largo mirándome a los ojos. Al parecer mi respuesta finalmente le pareció sincera porque volvió a hablar.

_ La cárcel no es como te la muestran en la televisión, ¿Sabes? Es mucho peor, las primeras semanas apenas puedes respirar y dejar de llorar por todo lo que has dejado atrás. Casi nadie te trata como a una persona nunca más y tienes que soportar todo lo que las demás internas decidan hacerte para generar la menor cantidad de problemas posibles. Aguante que me apuñalaran, que intentaran asfixiarme, que me quemaran y cortaran en reiteradas oportunidades... Que me manosearan, que me golpearan, que me rebajaran a la nada misma. Básicamente aguante de todo. ¿Y lo peor? Que ya no soy la misma que antes era, perdí parte de mi alma ahí dentro y jamás voy a recuperarla- Alex conto todo eso sin derramar ni una sola lagrima. A mí me había partido al medio y no sabía cómo reaccionar y ella estaba de lo más tranquila. Era obvio que la cárcel la había hecho una persona dura llena de cicatrices pero no había sido capaz de quitarle todo ese fuego que tenía dentro y que tanto me gustaba.

No tengo ni idea como pero en un momento estaba a varios centímetros de distancia de ella y al siguiente estaba abrazándola y acariciándole el pelo.

_ La cárcel te ha hecho otra pero no te ha quitado aquello por lo que todo el mundo te ama. Eres hermosa, dulce inteligente, rebelde y te preocupas por aquellos que amas más que a tu vida.

_ Era hermosa- contesto y supe que pensaba en todas aquellas cicatrices físicas que le habían quedado después de vivir todo lo que había vivido. Yo ya las había visto cuando Cal la curaba y la verdad viéndola ahora solo podía pensar que la hacían más hermosa. Era una de las mujeres más fuertes que había conocido y ellas solo lo resaltaban.

_ Déjame mostrarte cuan hermosa eres- le pedí

_ ¿Cómo?

No pensaba explicárselo así que simplemente la mire a los ojos para estar seguro que aprobaba lo que estaba a punto de hacer y empecé a desabotonarle la camisa. De abajo hacia arriba fui quitando cada uno de los botones y a medida que lo hacía la respiración de ambos se agitaba. Sentía mi corazón martillándome el pecho y juraría que hasta en la casa de al lado podían escucharlo. Lentamente le abrí la camisa y poco a poco fui besando cada una de sus cicatrices. Ojala si la besaba lo suficiente pudiera borrarle todo ese dolor que había vivido. Pare por unos segundos para mirarla, los ojos le brillaban húmedos y supe que había hecho algo bien. Moví mis manos lentamente desde sus caderas a su rostro y la bese en los labios tiernamente.

Profundice el beso y poco a poco fui dejando que mis manos bajaran para recorrer su cuerpo. Quería más, necesitaba más. Ambos lo deseábamos y estábamos por dejarnos llevar por todo lo que sentíamos, y había estado ahí desde el primer momento, cuando sonó el timbre.

Era casi la una de la mañana, ¿Quién sería?

FugitivaWhere stories live. Discover now